Por: Paula Andrea Bernal Cardona
Hace cuatro décadas, el 29 de agosto de 1985, aterrizaba el entonces presidente de Colombia, Belisario Betancur, para inaugurar oficialmente el Aeropuerto Internacional José María Córdova. Lo que en ese momento fue motivo de asombro, curiosidad e incluso resistencia por parte de algunos sectores, se ha convertido hoy en un hito de transformación para la economía y entorno social del Oriente Antioqueño. La obra, construida con una inversión de $13.500 millones, marcó un antes y un después para la región, que pasó a convertirse en epicentro para la conectividad, los negocios, la innovación y formación técnica especializada.
“Medellín necesitaba un aeropuerto más grande, se pensó en este oriente, una de las iniciativas fue el municipio de La Ceja, para la construcción. Se hablaba entre la gente que Monseñor Alfonso Uribe se opuso a esto, que eso iba a acabar con el pueblo”, señaló Rubén Guillermo González, historiador del municipio de La Ceja.
Desde 1950 se estaba proyectando un nuevo aeropuerto para Medellín, el corregimiento Llano de Ovejas, en San Pedro de los Milagros, también estaba dentro de las opciones. Pero en 1973 la obra fue anunciada en Rionegro y arrancó en 1979.
La curiosidad reinaba en la región, en históricos de medios de comunicación se habla de un aproximado de 5.000 personas que llegaron el 29 de agosto de 1985 a ver la inauguración.
“La gente de los pueblos cercanos, curioseábamos la construcción y la inauguración. Eso despertó el turismo, para ver construir el aeropuerto, pero también hubo quejas por los lotes, las fincas”, apuntó el historiador González.
Según datos de Airplan, 40 años después de su inauguración, el Aeropuerto Internacional José María Córdova moviliza cerca de 14 millones de pasajeros al año y registra más de 100.000 operaciones aéreas. Además, cuenta con conectividad directa a más de 25 destinos internacionales y se posiciona como el segundo aeropuerto más importante del país.

Desde su construcción el aeropuerto ha generado una dinámica cambiante para la región, poco a poco empezaron a llegar industrias y servicios afines en los alrededores, como hoteles, la zona franca de Rionegro y también eventos.
La Feria Aeronáutica Internacional F-AIR, va más allá del espectáculo aéreo, es una vitrina de negocios, innovación y cooperación internacional. Ya son 12 ediciones del evento y en la versión 2025, durante cuatro días se concretaron 516 citas de negocios, reafirmando a F-AIR como el evento más relevante del sector en Colombia y uno de los principales de América Latina.
“Se firmaron acuerdos entre Ecopetrol y la Aerocivil para el desarrollo de combustibles sostenibles. Además, se avanzó en la regulación de sistemas aéreos no tripulados con aplicaciones en agricultura, logística y atención de emergencias”, señala la Aeronáutica Civil Colombiana, destacando los resultados de la feria realizada en Rionegro.
Un clúster que genera empleo y oportunidades
“La región hoy es un núcleo estratégico del sector aeroespacial en el país. El Aeropuerto Internacional José María Córdova, ubicado en su territorio, es el segundo más importante de Colombia. A su alrededor se articula una infraestructura de alto impacto, destacando el Centro de Mantenimiento, Reparación y Revisión de Avianca que tuvo una inversión superior a los USD 50 millones, con capacidad para atender simultáneamente ocho aeronaves y más de 900.000 horas de mantenimiento anuales”, indicó a La Prensa Oriente, Diego Muñoz Morales, presidente ejecutivo de Aeroclúster Antioquia (CAESCOL). Este tipo de infraestructura ha posicionado al Oriente Antioqueño como destino para aerolíneas nacionales e internacionales que buscan servicios técnicos de alta calidad.

Según la Cámara de Comercio del Oriente Antioqueño, el 2024 cerró con 827 empresas del sector aeroespacial registradas en la región, generando 5.486 empleos. A ellas se suman 1.030 establecimientos de comercio de empresas matriculadas en otras cámaras de comercio, pero con sedes en el territorio, que aportan 2.169 empleos adicionales.
“Lo anterior quiere decir que todo el engranaje alrededor del sector productivo aeroespacial generó en total 7.655 empleos en el Oriente Antioqueño para el año 2024, significando esto el 4,16% del total de empleos de la región”, puntualizaron desde la Cámara de Comercio.
Los municipios de Rionegro (26%), La Ceja (10%) y Marinilla (9,05%) concentran la mayoría de estas empresas, que desarrollan actividades como fabricación de aeronaves, mantenimiento especializado, transporte de carga y pasajeros, ingeniería aplicada, logística y manufactura de componentes.
Además, se avanza en un plan de integración regional en torno al aeropuerto, articulando zonas francas, plataformas logísticas y parques industriales. El objetivo: consolidar al José María Córdova como un hub global de servicios aeronáuticos.
Formación con visión internacional
El sector aeronáutico genera una demanda creciente de empleo y requiere perfiles profesionales diversos que han cobrado gran relevancia en el Oriente Antioqueño. Ingenieros aeronáuticos, mecánicos, electrónicos, de sistemas, desarrolladores de software, técnicos de montaje, operarios de producción y manufactura, pilotos y tripulantes de cabina, son algunos de los perfiles profesionales que demanda el sector.
Con miras a esta realidad, la Universidad de Antioquia, desde su campus en El Carmen de Viboral, ofrece desde 2017 un pregrado único en el país: ingeniería aeroespacial. A la fecha, el programa cuenta con 17 egresados y más de 200 estudiantes activos, provenientes de distintas regiones de Colombia.
“El pregrado de Ingeniería Aeroespacial es único en el país, y hemos visto cómo la región ha aportado un número creciente de aspirantes y estudiantes. La demanda ha sido alta, y nuestro objetivo ha sido preparar profesionales para un sector global, capaces de desempeñarse en cualquier parte del mundo con los conocimientos adquiridos”, afirmó Juan Francisco Puerta Ibarra, docente del programa.
A este ecosistema educativo y productivo se suma el sector defensa, representado por la Base Aérea de Rionegro, donde se realiza el mantenimiento de helicópteros Black Hawk y funciona el Centro de Desarrollo Tecnológico Aeroespacial para la Defensa, lo que refuerza el potencial estratégico de la región.
Según el clúster aeroespacial de Antioquia también se están liderando procesos de formación temprana, con más de 20 semilleros STEAM para niños y jóvenes. El SENA, por su parte, ofrece un programa técnico en mantenimiento de aeronaves, clave para el fortalecimiento del talento operativo.
En total, desde 2020, Colombia ha graduado más de 5.200 profesionales en áreas afines a la industria aeroespacial. A futuro, según Boeing, Latinoamérica necesitará 135.000 nuevos profesionales al año 2043, entre ellos 39.000 pilotos, 42.000 técnicos y 54.000 tripulantes de cabina.
Retos de altura

Pero el vuelo no está exento de turbulencias. Aunque el Plan Maestro del aeropuerto contempla la construcción de una segunda pista y un nuevo terminal, su ejecución está prevista entre 2035 y 2041. “Hoy no tenemos los recursos para la segunda pista. Escapa de las posibilidades de este Gobierno”, reconoció en mayo de este año, Liliana Ospina, viceministra de Infraestructura y directora encarga de Aerocivil en su momento. La primera etapa, estimada en 3,2 billones de pesos, se enfocará en mejoras internas y operativas.
De otro lado el Aeroclúster Antioquia, lidera la creación del primer Centro de Innovación y Productividad Aeroespacial de Colombia, orientado en articular industria, academia y gobierno. Y en semanas anteriores se gestó el ingresó oficialmente a la comunidad internacional de cohetería de alta potencia.
“En los próximos diez años, la región se consolidará como un polo estratégico para el desarrollo de la industria aeroespacial en Colombia. El Oriente Antioqueño avanza con paso firme hacia su posicionamiento como hub de mantenimiento aeronáutico, gracias al fortalecimiento de capacidades técnicas, infraestructura especializada y una creciente demanda por parte de aerolíneas nacionales e internacionales”, enfatizó Diego Muñoz Morales, presidente ejecutivo de Aeroclúster Antioquia.
Es que el Aeropuerto Internacional José María Córdova no es solo una terminal aérea. Es un activo logístico, tecnológico y formativo; clave para el desarrollo económico. A pesar de las brechas en infraestructura, conectividad terrestre y formación técnica, el territorio se prepara para etapas claves en expansión, innovación y liderazgo aeroespacial.
El terminal está proyectado a convertirse en un centro de operaciones para múltiples aerolíneas, impulsado por el dinamismo del sector turístico y empresarial en la región.
Diferentes voces y sectores han expresado que hoy 40 años después, el aeropuerto ya opera al límite de su capacidad, y su expansión es una necesidad urgente. Se requieren inversiones estratégicas que permitan no solo ampliar su infraestructura, sino también fortalecer la conectividad terrestre y planificar un territorio competitivo.
Y hay que saber mantenerse en vuelo. Persisten brechas en la formación técnica y profesional especializada, con la necesidad de una articulación real entre la educación y la industria, donde programas en mantenimiento aeronáutico, ingeniería y bilingüismo respondan a las necesidades del mercado global.


