Por: Carlos Julio Díaz Lotero*
Los impuestos saludables se aplican a productos o comportamientos perjudiciales para la salud, como tabaco, alcohol, bebidas azucaradas y alimentos con alto contenido de sodio y grasas saturadas, con el propósito de desincentivar su consumo Su objetivo principal es reducir problemas de salud pública, como obesidad, enfermedades cardiovasculares, diabetes y abuso de sustancias adictivas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) respalda estas medidas tributarias como parte de un enfoque integral para disminuir el consumo de productos perjudiciales.
A partir del 1 de noviembre, en Colombia se aplicó un impuesto progresivo, comenzando con un 10%, sobre las bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados. Según Fenalco, esta medida impactará negativamente a los pequeños tenderos de barrio, ya que aproximadamente el 32% de sus ventas proviene de bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados, lo que podría llevarlos a enfrentar posibles situaciones de quiebra.
El presidente Gustavo Petro defiende el impuesto porque promueve un consumo sano para mejorar la salud de la población. José Antonio Ocampo, exministro de Hacienda, reafirmó que este era el propósito y destacó que esto implica que los productores deben modificar sus productos, por lo que no necesariamente experimentarán una disminución en sus ventas. En México, con impuestos similares desde 2014, los tenderos no quebraron; al contrario, adaptaron sus productos a ingredientes más saludables.
La preocupación de Fenalco sobre un posible impacto inflacionario en la canasta familiar se contrarresta destacando que estos impuestos buscan cambiar hábitos alimenticios y motivar la elección de opciones más saludables, potencialmente más económicas. Además, solo afecta alrededor de 21 productos de los 443 de la canasta básica familiar, anticipando un impacto marginal durante la transición
El argumento central de Fenalco, en contra de los impuestos saludables, se basa en la idea de que éstos son una imposición estatal contra la libertad de elección individual. Este argumento se basa en las teorías neoliberales elaboradas por Milton Friedman, las cuales se oponen al intervencionismo y a las funciones reguladoras del Estado por considerar que chocan con la autonomía personal y la libertad de elección. Precisamente, una de las obras clásicas de Milton Friedman lleva por título ‘La libertad de elegir’. Sin embargo, la historia ha demostrado que los Estados que intervienen y regulan las caóticas ‘fuerzas del mercado’ pueden proporcionar y garantizar el marco necesario para una actividad productiva sostenida, creando las condiciones para el desarrollo económico, la generación de empleo y el bienestar social. La función central del Estado es garantizar los intereses y necesidades de la sociedad en su conjunto, es decir, el interés general, en lugar de privilegiar a individuos o grupos particulares
Beneficios para la Salud de la Implementación de Impuestos Saludables
La finalidad de los impuestos saludables es promover el bienestar general, priorizando la salud pública sobre los negocios privados. El sistema de salud de nuestro país gasta 2.4 billones de pesos al año en tratar enfermedades crónicas relacionadas con el consumo de bebidas azucaradas y alimentos poco saludables. Se proyecta que, con la implementación de estos impuestos, se recauden 2.11 billones de pesos.
Estos impuestos, implementados en más de 70 países, han demostrado logros como los siguientes:
- Reducción de enfermedades crónicas: Impuestos a alimentos y bebidas poco saludables han disminuido las tasas de obesidad y diabetes.
- Incentivo para opciones saludables: Pueden motivar a los consumidores a elegir alternativas más beneficiosas, fomentando una dieta equilibrada.
- Financiamiento de programas de salud: Los ingresos generados pueden destinarse a programas de salud pública, prevención y educación sobre alimentación saludable. No obstante, es importante destacar que el propósito fundamental del impuesto es que su recaudo a futuro tienda a cero a medida que se reduzcan las enfermedades crónicas.
- Desincentivo para la industria poco saludable: Empuja a la industria alimentaria a reformular productos, beneficiando a los consumidores.
- Reducción de costos de atención médica: Al reducir enfermedades relacionadas con dietas no saludables, se disminuye la carga de gastos en el sistema de salud.
- Equidad social: Promueve la igualdad al favorecer el cambio de alimentos no saludables por saludables en comunidades de bajos ingresos.
- Conciencia para promoción de la salud: Aumenta la conciencia pública sobre los riesgos para la salud, incentivando decisiones más saludables.
- Educación y concientización: Las medidas tributarias deben complementarse con campañas educativas para promover el consumo saludable.
- Beneficios a largo plazo: A pesar de las controversias a corto plazo, pueden brindar beneficios significativos mejorando la salud pública y reduciendo costos a largo plazo.
Ejemplos de países donde se han hecho valoraciones positivas de estos impuestos incluyen México, Francia, Reino Unido, Noruega, Chile, Hungría y Filipinas.
Conclusiones de las Investigaciones Médicas
Investigaciones médicas confirman que los alimentos con alto contenido de sodio y grasas saturadas impactan en problemas como presión arterial elevada, enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes, problemas renales y osteoporosis. Por su parte, las bebidas azucaradas, como refrescos y bebidas energéticas, están asociadas con el aumento de peso, riesgo de enfermedades crónicas y problemas de caries dentales.
En resumen, los impuestos saludables son una herramienta para abordar problemas de salud pública, promover hábitos más saludables y reducir enfermedades crónicas. Es crucial implementarlos equitativamente y complementarlos con estrategias educativas para obtener los mejores resultados. El Ministerio de Hacienda cumplió su rol; ahora, el Ministerio de Salud y las EPS deben promover estilos de vida saludables. ¿Interesa a las EPS la promoción de la salud en un modelo donde la enfermedad puede considerarse un negocio?
*Las opiniones expresadas en esta columna de opinión son de exclusiva responsabilidad de su autor y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de La Prensa Oriente