Carlos Humberto Gómez
Periodista y Director La Prensa
@chgomezc
2016 pasará a la historia como el año del impulso a las figuras supramunicipales en el Oriente antioqueño. De un lado se creía que el área metropolitana era un hecho, basado en los discursos oficiales de la Gobernación de Antioquia, quien muy interesado quiso imponer su conformación en reunión de mandatarios en el municipio de Granada. Esta actitud mereció de parte de los alcaldes -en su mayoría-, desestimar la firma de un documento que pretendió aprobarla a pupitrazo.
Tal reacción generó una postura más moderada los dos años siguientes frente al tema y los discursos impositivos fueron cambiando a unos más conciliadores, más participativos y finalmente más aterrizados a la realidad de la región, más rural y menos central. Razón que expusieron al unísono quienes se manifestaron en favor de la Provincia, por ser -según ellos-, una oportunidad para generar condiciones de equidad e igualdad frente a otras localidades más desarrolladas y menos “rurales”.
Finalmente avanzaron otras formas asociativas con la aprobación de la Provincias administrativas y de planificación -PAP-, una denominada de “La Paz”, donde se incluyen los municipios de Sonsón, Argelia, Nariño y La Unión, de la cual se apartó el municipio de Abejorral, al ser negada su vinculación por parte del Concejo Municipal, y la segunda llamada del Agua, los Bosques y el Turismo, de la cual hacen parte Alejandría, Cocorná, Concepción, Guatapé, Granada, El Peñol, Marinilla, San Carlos, San Francisco, San Luis, San Rafael y San Vicente Ferrer.
El destino del Área Metropolitana fue más tortuoso, primero por la intensión de imponerla desde la Gobernación de Antioquia y segundo por la imposibilidad de convocatoria de los llamados a liderarla. “el Área va porque va”, palabras del Alcalde de Rionegro en encuentro con Concejales del Oriente en 2016 donde prácticamente les notificó que esta figura de integración era una realidad. Este fue el harakiri que le faltaba para dejarla herida de muerte.
Ahora, ante el anuncio de la reducción del porcentaje de participación ciudadana del 25% al 5% para la constitución de la Áreas metropolitanas, líderes políticos esperan su aprobación en tiempo récord. Lo que no se logró en 42 meses se espera hacer en el ocaso de los mandatos.
Pero la realidad podría ser distinta. “No hay ambiente” me dijo un Alcalde de los 13 municipios del Oriente que recientemente se reunieron en la Gobernación de Antioquia donde se “acordó” un cronograma para que en Noviembre la región pueda contar con la aprobación del Área Metropolitana del Oriente, –AMO-. “lo que allí se dio fue un ultimátum del Gobernador para imponer un esquema asociativo que conviene a Rionegro y tendrá réditos electorales para un partido político”, agregó.
5 municipios de Embalses, 7 de Altiplano y 1 de Páramo fueron convocados por Luis Pérez para acelerar el proceso de integración, según las conclusiones, -informadas por la gobernación y poco por los protagonistas-, será radicada la solicitud en momentos de extrema coyuntura electoral y de incredulidad de los ciudadanos que son los que acudirían a las urnas a refrendar la decisión.
El “no hay ambiente” se explica con el desacuerdo de buena parte de la región tras el anuncio de implementar un Sistema Integrado de Transporte que afectaría los usuarios del servicio público que llegan y salen de Rionegro. El movimiento #NoSonrío y ahora el “No al área Metropolitana del Oriente” sería la respuesta a lo que seguramente no será posible en el período administrativo que termina.
Que el Área Metropolitana conviene o no tal vez no sea ahora la discusión, lo que tendrá lugar es “el cuándo” dado que el desgaste e incertidumbre actual no permitiría que se adelante con éxito la consolidación de la anhelada integración y que esta no se vea como una amenaza, tal cual está sucediendo.
*Las opiniones expresadas en esta columna de opinión son de exclusiva responsabilidad de su autor y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de La Prensa Oriente