Por: Juan Andrés Valencia Arbeláez
En los rincones de El Carmen de Viboral, en el corazón mismo de Antioquia, se alza un monumento invisible pero eterno: la música de Sixto Arango Gallo. Nacido el 10 de abril de 1916, este insigne compositor sacro y contador de profesión dejó una huella indeleble en la historia cultural y religiosa de su comunidad.
Inicios y Formación Musical
Desde temprana edad, Sixto Arango Gallo demostró una inclinación innata hacia la música. Criado en una familia de educadores y músicos, recibió sus primeras lecciones de solfeo y piano en la Parroquia Nuestra Señora de El Carmen. Con apenas ocho o nueve años, ya se destacaba por su habilidad y dedicación en el arte musical.
Su talento pronto floreció, y a la edad de trece años, con el apoyo de su padre, adquirió su propio piano. Este instrumento se convirtió en su fiel compañero mientras se sumergía en el estudio autodidacta de la composición musical.
Desarrollo Profesional y Expansión Artística
A medida que Arango Gallo crecía, su pasión por la música se combinaba con una sólida formación académica y una carrera como contador en las prósperas fábricas de cerámica de El Carmen de Viboral. A pesar de las demandas de su vida profesional, continuó cultivando su talento musical y pronto comenzó a componer sus primeras obras.
En 1932, a la edad de dieciséis años, dio a conocer sus primeras composiciones, entre las cuales destacan «Las Aviadoras», «Contrariedades» y «Mecida por las Olas». Estas piezas, aunque no religiosas en su temática, revelaron la versatilidad y el talento del joven compositor.
Consolidación como Compositor Sacro y Vida Familiar
El año 1940 marcó un punto crucial en la vida de Sixto Arango Gallo. Contrajo matrimonio con Flora Montoya, iniciando una familia que eventualmente contaría con seis hijos. Este período también presenció la consolidación de su carrera como compositor sacro.
Nombrado corista oficial de la Parroquia Nuestra Señora de El Carmen en 1936, Arango Gallo desplegó su talento compositivo en el ámbito religioso. Sus obras, impregnadas de devoción y espiritualidad, enriquecieron las celebraciones litúrgicas y se convirtieron en parte integral de la vida religiosa de su comunidad.
Además de su labor en la iglesia, Arango Gallo fundó el grupo de cámara «Santa Cecilia» entre 1940 y 1950. Junto a otros músicos locales, interpretó música religiosa y vernácula, contribuyendo así a la difusión de la cultura musical en El Carmen de Viboral.
Canciones Infantiles y Otros Aportes
Además de su prolífica producción sacra y su destacada labor como contador y director musical, Sixto Arango Gallo también dejó un legado en el ámbito de la música infantil. Durante su carrera, compuso varias canciones dirigidas especialmente a los niños, enriqueciendo así el repertorio musical disponible para las generaciones más jóvenes de El Carmen de Viboral.
Entre las composiciones infantiles más destacadas de Arango Gallo se encuentran «Las Aviadoras», «Contrariedades» y «Mecida por las Olas», que datan del año 1932. Estas piezas, aunque inicialmente concebidas como canciones escolares, pronto se convirtieron en favoritas entre los niños de la comunidad, quienes disfrutaban de sus melodías alegres y pegajosas.
La habilidad de Arango Gallo para componer música infantil radicaba en su capacidad para capturar la imaginación y la alegría propias de la infancia. Sus canciones, a menudo acompañadas de letras simples y pegadizas, resonaban con los niños y se convertían en parte inseparable de su experiencia musical.
Aunque su obra infantil quizás no recibió la misma atención que sus composiciones sacras, no se puede subestimar su importancia en la formación cultural de la comunidad carmelitana. Estas canciones, interpretadas en escuelas, iglesias y eventos locales, contribuyeron a enriquecer el repertorio musical disponible para los niños y a fomentar su aprecio por la música desde una edad temprana.
Además de su contribución a la música infantil, Sixto Arango Gallo también se destacó como contador, director de coro, profesor de música y compositor de himnos institucionales. Su versatilidad y talento abarcaron diversos aspectos de la vida cultural y religiosa de El Carmen de Viboral, dejando un legado perdurable que sigue resonando en la comunidad hasta el día de hoy.
Apogeo Creativo y Reconocimiento
Durante la década de 1950, Sixto Arango Gallo alcanzó su apogeo creativo. Dirigiendo la banda parroquial y desempeñando roles de contador en diversas empresas, continuó componiendo obras sacras que resonaban en los corazones de los fieles.
Sus composiciones, escritas tanto en latín como en español, abarcaban una amplia gama de formas musicales, desde misas y motetes hasta salves y marchas fúnebres. Su música, profundamente arraigada en la fe católica y en las tradiciones locales, reflejaba la riqueza espiritual y cultural de El Carmen de Viboral.
Legado y Fallecimiento
A pesar de su intensa actividad creativa y profesional, Sixto Arango Gallo nunca abandonó su compromiso con su familia y su comunidad. Educó a sus hijos en la música y dejó un legado perdurable en la escena cultural de El Carmen de Viboral.
El 21 de octubre de 1985, Sixto Arango Gallo falleció repentinamente, dejando tras de sí un vacío irremplazable en el corazón de su comunidad. Su música, sin embargo, perdura como un testimonio eterno de su talento y devoción, enriqueciendo el patrimonio cultural de El Carmen de Viboral y trascendiendo fronteras temporales y espirituales.