Leyendo: La figura ausente en el pesebre de El Carmen

La figura ausente en el pesebre de El Carmen

Juan Felipe Valencia Sánchez. Comunicación Social UCO,  juan.valencia6269@uco.net.co

En Navidad, El Carmen atrae con su pesebre a visitantes de diferentes partes del país y del mundo.

Aníbal Gallo ––maestro, escultor, pintor y decorador profesional––ha sido el encargado de dirigir y guiar al equipo encargado de realizar el pesebre  que se exhibe en la iglesia principal.

Para diciembre de 2019 se había iniciado con varios meses de antelación y eran muchas las ideas que Gallo junto a su pupilo venía desarrollando. Su alumno, Alejandro Betancur Alzate ‘Alelí’ ––diseñador, fotógrafo y decorador–– quien estuvo involucrado desde los 12 años de edad con las decoraciones de las fiestas litúrgicas, y en la actualidad con sus 26 primaveras, se había convertido en el consentido de Aníbal.  Porque eso era Alelí para Gallo, su As bajo la manga, su jugador de confianza y quien por la cercanía a su trabajo lo entendía con solo mirarlo. Le aportaba nuevos conceptos y nuevas ideas, porque casi era capaz de descifrar lo que el maestro estaba pensando.

Con lo que no contaba el artista era la situación compleja y delicada de salud que iba a tener que librar Betancur. Desde octubre en los días cercanos a iniciar los trabajos para el pesebre, Alejandro empezó a librar una batalla con la vida, la que, infortunadamente, no tuvo el resultado esperado.

––Luego de estar hospitalizado no anunciaba que había salido; llegaba a trabajar y ayudarnos con las construcciones ––recuerda Gallo ––“¿Qué hay para hacer patrón?” Me decía en forma de chanza.

Las visitas de Alelí y su permanencia en algunos momentos en la clínica eran debido a un trasplante de riñón, producto de una deficiencia y el pequeño tamaño que presentaba en estos órganos vitales, con el cual pudo tener una mejor calidad de vida por un tiempo cercano a tres años.

Una motivación especial

El viernes 22 de noviembre, finalizando el segundo semestre académico del 2019, decidí salir de la Universidad para visitar a Alelí a la clínica. Llevaba varios días en la UCI de los Centros Especializados San Vicente Fundación de Rionegro, donde había sido internado por unas complicaciones y por altibajos que presentaba en su estado de salud. Por eso, esa tarde al llegar al pueblo decidí ir a la sacristía a pedirle al maestro que fuera a visitarlo y a darle ánimo para seguir librando esa batalla que todos deseábamos que ganara.

––Cuando lo vi entrar a la sacristía, sentí un frío y se me bajó todo, pensé que venía a darme la noticia que no quería escuchar ––dice el maestro sobre mi llegada esa tarde.

Sin ser de las personas que les gusta visitar en hospitales fue un gusto ver a Aníbal al día siguiente, sábado en la tarde, entrar al hospital con sus gafas oscuras, bien vestido como siempre, rostro serio y bien erguido.

––Ahí le pegué la bravuconeada.  “Se me está amañando acá y me está haciendo mucha falta en el trabajo. Lo necesito para terminar el pesebre”.

Cada vez estaba más cerca la fecha de exposición del pesebre, y el as bajo la manga del director de la obra seguía luchando conectado a un respirador para ganar esa batalla

El monumento

––La idea era hacer algo especial, esperando que en el momento que volviera Alejo encontrara todo muy avanzado.

Sin embargo, el 13 de diciembre de 2019 llegaría un anuncio que cambiaría los planes del pesebre. “En la tarde de ese viernes llegó la noticia que Alelí había perdido la batalla y después del balde de agua fría recibido.  Al escuchar eso, el maestro modificó un poco el proyecto del monumento”, dice Kevin.

Normalmente el pesebre se ensambla y se tiene listo el 16 de diciembre, día en que empiezan los rezos navideños, para que lo pueda disfrutar el público y se realicé la novena de aguinaldos alrededor de él. Pero ante la noticia Gallo tenía otros planes.

––Ya no solo iba a ser un monumento para la gente, sino el mejor homenaje para mi pupilo, compañero y gran amigo ––menciona el maestro.

Aún con el dolor y la tristeza por la noticia, su deseo era ver el féretro del alumno en medio de su pesebre durante el entierro. Y así fue, el sábado 14 de diciembre, durante el sepelio, estuvo sobre su monumento. Además de esto al maestro se le ocurrió la idea de construir una fábrica de cerámica dentro del nacimiento, la cual llamo “El Taller de Alejo” y se dio gusto al colocar sobre el pesebre sus cenizas, en el momento en que la familia de Alelí se disponía a llevarlas a La Cripta.

El recuerdo y las ganas de querer homenajear a un amigo logró que un  pesebre no planeado (en su finalidad) se convirtiera en un monumento inolvidable. Sobre la construcción fue colocada una placa en honor al compañero que perdió su batalla con la vida, porque como bien lo dijo el maestro: “ese fue el pesebre de Alejo y para Alejo, fue el mejor homenaje que le pude hacer”.

El pesebre del 2020

A pesar de las dificultades económicas que desató la pandemia en diferentes sectores y de la nueva normalidad, donde la religión católica también se vio afectada, la Parroquia y el grupo de trabajo de Gallo Artes aunaron esfuerzos para no perder la tradición y tener una obra admirable, como cada año, en la Iglesia.

No obstante, con solo una semana de producción y sin ser una obra como las que acostumbra a diseñar el maestro Aníbal, contará de nuevo con ‘el Taller de Alejo’ ––que estará fuera de funcionamiento por la Covid–– y ha sido exhibido desde el 13 de diciembre como homenaje a Alejandro Betancur, en su aniversario. “Esa es la forma de seguir honrando la memoria y recordando a este gran amigo”, mencionan los colaboradores de Gallo.

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