Mauricio E. Giraldo M. *
Especial para La Prensa
El Oriente antioqueño se caracteriza por una historia de pujanza social no solo económica, la que puede ser referenciada en varios momentos de la historia, por ejemplo a final del siglo XVIII con las luchas de los Comuneros o como lo fue con el Movimiento Cívico en la década de los ochenta y noventa del siglo pasado. Ambos procesos fueron el resultado de descontentos ante cambios dirigidos desde Bogotá, que no daban cuenta de los intereses, intenciones, deseos o vocaciones de los habitantes de este territorio o al menos, no se buscó un diálogo entre las partes que tenían una visión diferenciada.
Esa disputa entre quienes pretendían de un lado convertir al Oriente antioqueño en lo que hoy es, un fuerte polo de desarrollo económico no solo de Colombia, sino del país y quienes desde lo tradicional deseaban mantener la vocación agrícola, sus relaciones familiares, de cercanía; generó una tensión que permitió de un lado el surgimiento del Movimiento Cívico y del otro, la imposición de un modelo que incluyó acciones violentas.
Ese cambio en la lógica de la propiedad y usos de la tierra, de las relaciones entre los sujetos, el tránsito de lo agrícola a lo industrial, de las relaciones campesinas a las urbanas; si bien, pueden entenderse en lógica histórica como recurrentes en muchos lugares del mundo, lo que lo diferencia en el Oriente Antioqueño es que se hizo acudiendo a formas violentas, lo que incluyó la eliminación del Movimiento Cívico.
Conocer, comprender, encontrar rutas para la reconciliación y buscar reconfigurar un Movimiento Cívico de acuerdo a las realidades del siglo XXI, se convierte en el mandato y la necesidad que el grupo de memoria histórica del Movimiento tiene.
Esa Memoria Histórica además de tener todo el valor científico – técnico, tiene un sentido particular por las características de los habitantes de nuestra región: por un lado, su larga tradición Católica da preponderancia a la memoria, porque la Eucaristía y la Semana Santa son momentos en el que el pasado se hace presente, como mecanismo de recordar, perdonar y continuar; por otro lado, las características de las gentes del Oriente antioqueño a lo largo de la historia han sido de talantes fuertes, aguerridos, lo que hace de esas personalidades un condición propicia para que ocurra conflictos y si no se median puedan ser violentos.
De igual forma, esa Memoria Histórica permitirá recuperar las versiones de quienes desde el Movimiento Cívico se atrevieron a defender el territorio, sus habitantes y sus costumbres; comprender cuáles fueron los intereses que tuvieron quienes defendían el cambio de modelo económico; conocer cuáles fueron esos hechos victimizantes, cómo afectaron al Movimiento Cívico y al Oriente antioqueño, entre otros.
Una particularidad de la violencia ejercida contra el Movimiento Cívico en su totalidad no se puede explicar desde el conflicto armado interno, pero tampoco se puede excluir de ella.
Por una parte la decisión de construir la Represa de Guatapé y el inicio de las obras nos lleva a finales de la década de los cincuenta, allí ni había aún el conflicto armado ni el Movimiento Cívico, pero si se estaban dando los antecedentes para ambos.
De igual forma en la década de los ochenta y noventa del siglo XX, ya había conflicto armado, ya las partes se encontraban en el territorio, ambas tenían intereses en el Movimiento Cívico: unos exterminarlos para imponer su modelo de desarrollo, porque el Movimiento era un estorbo; y los otros, el Movimiento era una oportunidad para desarrollar sus propuestas políticas y agudizar las contradicciones.
Por lo anterior, no todos los hecho se pueden reducir al conflicto armado como ruta de explicación, si se deben llevar a una ruta superior, el conflicto político, cultural, social, económico y ambiental, en la que el Oriente Antioqueño se expresó con la construcción de represas, la autopista Medellín – Bogotá, el Aéropuerto José María Córdova, el Puerto Seco, la Zona Franca, el desplazamiento urbano y rural por el traslado de habitantes de Medellín en especial.
Ante ese interés de cambio de la vocación económica de la tierra; ante el cambio de dueños y usos; ante el surgimiento del Movimiento Cívico, como la voz que defendía los derechos de los habitantes del territorio; ante la disputa por la dirección del Movimiento; ante la aparición del conflicto armado; ante el exterminio del Movimiento; ante la necesidad de saber que nos pasó; ante la necesidad de reconciliarnos y de seguir la marcha de acuerdo a las nuevas realidades, es necesario conocer nuestra Memoria Histórica.
* Docente Investigador, Línea Cultura y Pedagogía de los Derechos Humanos, Maestría en Educación, UCO.