El periódico La Prensa se une al homenaje del día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer, que se conmemora el 25 de noviembre.
Aunque la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer en 1979, la violencia contra mujeres y niñas continúa siendo un grave problema a nivel mundial.
En el oriente de Antioquia también se vive esta problemática que afecta a miles de mujeres y niñas. Algunas, decidieron alzar su voz y contar su historia; otras, permanecen en silencio, por temor, por vergüenza, o simplemente porque están cansadas de luchar por conseguir algo que rara vez se logra: justicia.
Dos historias, la de una joven que fue maltratada físicamente por su novio, y de una madre representante de sus dos hijas menores de edad que fueron acosadas sexualmente por su vecino.
Casa por cárcel para su agresor
Alexandra Ayala vive en Rionegro, y a sus 23 años, ya ha experimentado el patriarcado que aún persiste en el país. Hace un año conoció a Álvaro* en el lugar donde trabajaba, en el barrio El Porvenir. Cuando se conocieron, él era un buen hombre. Todo había sido tan bonito para Alexandra que, incluso, sentía que se había ganado la lotería.
El miércoles 21 de febrero de 2018, cuatro meses después de llevar una relación sana, Alexandra estaba con su hija visitando una tía que vivía cerca de la casa de Álvaro, de repente su hija le pidió que fueran a visitar al “Flaco”, como ella le decía, y como todo estaba tan bien entre ellos, no vio ningún problema. Alexandra tocó la puerta, y cuando él abrió, su reacción fue preguntarle qué hacía allá, le pidió que se fuera y en ese momento vio salir a su expareja de la habitación. Empezaron a discutir, Álvaro y Alexandra forcejearon. Él la cogió del cabello y la tiró contra la pared. En ese momento no recuerda nada más.
A Alexandra la encontraron en el patio de la casa de Álvaro, tirada en el suelo. En el hospital le dieron incapacidad provisional de 18 días. Le dañó la mano derecha, y le dejó fisuras en la nariz, y en otras partes del cuerpo. Los ojos, los tenía tan inflamados, al punto de no poder ver nada.
Después de haberse recuperado, Alexandra fue a la fiscalía a poner la denuncia por lesiones personales, pero se encontró con una sorpresa. Al leer el expediente de Álvaro, se dio cuenta de que le habían dado casa por cárcel, por haberle disparado a un hombre, además, tenía denuncias por porte ilegal de armas y fuga de presos.
A Álvaro lo metieron preso un día, después del suceso con Alexandra, sin embargo, fue liberado al siguiente, pues según la justicia, las lesiones personales son delitos excarcelables. A Alexandra no le quedó otra que conciliar con su agresor, pues su abogada le dijo que era lo mejor. Álvaro, tiempo después la llamó para decirle que la extrañaba…
*Álvaro: nombre ficticio. El verdadero nombre se omite para proteger su identidad.
Menores abusadas
La historia de Ximena Díaz es quizás mucho más complicada de lo que parece. Es vivir con la impotencia de querer hacer justicia por sus seres más queridos: sus hijas, y ver cómo, poco a poco se agotan las esperanzas.
Hace cuatro años, Ximena, quien es docente, se encontraba en su trabajo, cuando recibió la llamada de citación al colegio de sus hijas. Al llegar a la institución, el rector les preguntó si sabían lo que estaba sucediendo con la niña desde hacía tres meses, pero Ximena no tenía sospechas de nada. Fue entonces cuando le dijeron que habían tratado de abusar sexualmente de su hija.
Una de las amigas de la niña la impulsó para que contara todo, y fue así como el rector se dio cuenta que quien había tratado de abusar de ella era un vecino, y Ximena, su madre, sabía quién era.
La niña mayor era callada. La noticia les dio muy duro, pero días después, contó que el señor entró a la casa, le dijo que “lo complaciera un rato”, y la amenazó, al decirle que si no hacía lo que él decía, que le iba a contar a sus padres que ella era la que lo buscaba a él, y que, sin duda, ellos le creerían. Al parecer, el hecho no pasó a mayores, pues alguien llegó en ese momento a la casa y logró evitarlo sin darse cuenta.
Ximena empezó todo el arduo proceso de la justicia colombiana, fue a personería y a la fiscalía a denunciar el caso, y luego se enteró de que su hija menor también había sido víctima del mismo hombre, pero él lo negaba todo.
Desde el mes de enero de 2018, la fiscalía presentó escrito de acusación, y se programó audiencia, pero ésta ha sido aplazada dos veces por la defensa y por la fscalía. En la actualidad, se le programó una audiencia de acusación de cargos para el 20 de noviembre, sin embargo, ella expresa que ésta ya ha sido realizada varias veces y aún no se avanza en el proceso.
La época fue tan difícil para todos, que incluso, su hija mayor, trató de quitarse la vida en tres ocasiones. “Ella entró en un estado de shock, académicamente bajó, repitió dos años, y era una niña a quien no se le podía decir nada porque contestaba feo, decía que no era buena hija, ni buena hermana”, contó Ximena Díaz. “La última vez que trató de quitarse la vida fue en noviembre de 2017, donde nos dejó una carta”, agregó.
Aunque la fiscalía le ponga siempre un nuevo obstáculo y la única prueba que había logrado obtener, no le fuera aceptada, Ximena no se cansa de repetir siempre los mismos procesos jurídicos y de luchar por los derechos de sus hijas.
Finalmente, Alexandra se encuentra soltera en el momento y feliz de volver a comenzar su vida. Ximena, su esposo y sus hijas, siguen luchando por buscar justicia, aunque ésta no sea la que les brinda el Estado, pues según ellas, confían en una justicia que nunca falla, “la justicia de un dios”.
Secretaría de la Mujer de Antioquia
Desde la Secretaría de la Mujer de la Gobernación de Antioquia, se trabaja para erradicar esta problemática que aún persiste en el departamento. Paula Andrea Zuluaga, quien es abogada contratista, con enfoque de género, desde hace 10 años, de la Secretaría de las Mujeres de Antioquia, habló con La Prensa sobre el trabajo que se adelanta y el apoyo que brinda esta área del departamento.
-¿Qué es la mesa departamental para la erradicación de violencia contra la mujer?
-La mesa departamental es un espacio interinstitucional e intersectorial, donde nos articulamos y coordinamos para sacar adelante la ruta de atención integral a las mujeres víctimas de violencia. La mesa va dirigida a la atención integral de las mujeres víctimas de violencia del departamento de Antioquia.
-¿Cuál es la realidad de la implementación de las mesas de erradicación de violencia en los municipios?, ¿han funcionado o responden efectivamente a las mismas denuncias que se presentan?
-Mi trabajo es crear las mesas municipales de erradicación de violencia en contra de las mujeres en los municipios de Antioquia. La mesa se adapta por decreto que firma el alcalde o por acuerdo municipal. Hay municipios muy comprometidos y que se esmeran para que la mesa funcione, en otros, todavía está muy floja. Nuestro trabajo no es solamente ir a crear la mesa, si no estar pendientes de que funcione y ese es el llamado que le hacemos a los municipios. Cuando la mesa o la ruta no funciona, las autoridades de género, los comisarios y demás, se comunican conmigo, y acá en la secretaría nos articulamos con las instituciones para que sea funcional.
-Dentro de los casos y situaciones que la mesa ha conocido, ¿cuál es esa realidad hoy del departamento de Antioquia?
-La realidad ha sido crítica a todos nuestros esfuerzos, tanto desde la mesa departamental como las locales. A las mujeres las siguen asesinando de una manera muy cruel. Son muchos factores. Llevamos 133 mujeres muertas en toda Antioquia en lo corrido del año. Las estadísticas han demostrado que seguimos siendo muy vulnerables.
-Finalmente, ¿cuáles son los programas que adelanta la Secretaría de las Mujeres para brindarles protección?
-Desde la secretaría tenemos varios programas orientados al empoderamiento y a la prevención, entre ellos las ‘nuevas masculinidades’, aunque atendemos solo mujeres, los casos de violencia hay que trabajarlos en pares: hombres y mujeres. Necesitamos desaprender esos roles, esos estereotipos que nos ha inculcado la sociedad. Tenemos programas como ‘la crianza en igualdad’, ‘desaprendiendo el género’, ‘derechos de las mujeres’, y otros, encaminados al empoderamiento de la mujer, a apostarle a su autonomía económica. Le apostamos a evolucionar y a romper esa escala de violencia.
Un día para la eliminación de la violencia contra la mujer
Desde 1981, militantes y activistas en favor del derecho de la mujer observaban el 25 de noviembre como día de protesta y conmemoración contra la violencia de género. La fecha fue elegida para honrar la memoria de las hermanas Mirabal, tres activistas políticas de la República Dominicana que fueron brutalmente asesinadas en 1960 por orden del gobernante dominicano Rafael Trujillo (1930-1961).
El 20 de diciembre de 1993, la Asamblea General aprobó la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer a través de la resolución 48/104, marcando el primer paso hacia la erradicación de la violencia contra mujeres y niñas en todo el mundo.
Finalmente, el 7 de febrero de 2000, la Asamblea General adoptó la resolución 54/134, designando el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, e invitando a gobiernos, organizaciones internacionales y a ONG a tomar manos en el asunto y coordinar actividades todos los años sobre esta fecha, que eleven la conciencia pública en cuanto a esta cuestión.