Juan Sebastián Gómez Martínez
Abogado Universidad Católica de Oriente
E-mail: jusegoma12@gmail.com
El reciente medallista olímpico representante del Reino Unido, Thomas Daley, el pasado 26 de julio llamó la atención de todo el mundo, y no necesariamente por su gran actuación en el salto de trampolín que le otorgó un oro, sino por su declaración durante la ceremonia de premiación en la que expresó abiertamente y sin tapujos “Me siento increíblemente orgulloso de decir que soy gay y también campeón olímpico”.
Acto seguido, cientos de cibernautas en las redes sociales se mofaron y manifestaron desacuerdo, allí se leían frases como: “¿eso que tiene que ver?, ¿quién preguntó?, “a nadie le interesa eso”, restando importancia a su declaración. Pero la realidad es diferente si se observa desde otro ángulo. Más allá de exponer su diversidad sexual, recordó un mensaje para la sociedad que progresivamente empieza a aceptar más a la comunidad LGTB+.
Dicho mensaje está dirigido a todas las personas que aún temen por la reacción de sus familiares, amigos y demás entorno social, ante el anuncio de su inclinación sexual. También, apuntaba para todas las personas que han sufrido de depresión y baja autoestima a la sombra de sus realidades ocultando su verdadero ser y cargando con una mentira difícil de sostener.
“Cuando era más joven siempre me sentí como el que estaba solo y diferente, y que no encajaba. Había algo en mí que me decía nunca iba a ser tan bueno como la sociedad quería que fuera. Espero que cualquier joven LGBT+ pueda ver que no importa cuán solo se sienta ahora, no está solo. Puedes lograr cualquier cosa“, dijo el británico en argumento a su declaración.
Sí bien en Colombia, con las nuevas generaciones se están dando pasos gigantes hacia un camino de total inclusión, las agresiones contra esta comunidad se siguen presentando. Informes publicados por la Fundación Colombia Diversa, bajo el título “Entre el miedo y la resistencia”, destaca que miembros de la comunidad en los últimos años han sido víctimas de agresiones, amenazas, discriminaciones y hasta algunos homicidios. Las estadísticas se reducen progresivamente en nuestro país y la aceptación social aumenta considerablemente, tanto es así, que sin falta, cada 28 de junio las calles son tomadas por simpatizantes del movimiento, en las que expresan libremente el orgullo de ser quienes son.
Jurídicamente el país no se ha quedado atrás respecto de los derechos de la comunidad, y en razón a ello paulatinamente ha expedido normas y dictado sentencias que han reconocido el derecho fundamental de la igualdad y libre desarrollo de la personalidad, como lo fue la Ley 1482 de 2011, conocida como Ley Antidiscriminación y La Ley 1761 de 2015, que reconocieron la identidad de género y la orientación sexual.
Por su parte, para aquellos con disforia de género, se encuentra el Decreto 1227 de 2015 que permitió la corrección del componente “sexo” en el Registro del Estado Civil mediante una escritura pública notarial. En la misma línea, se encuentra la histórica Sentencia C071 de 2015, la cual permitió la adopción homoparental al considerar que el bienestar de los niños y las niñas deben primar sobre el tipo de familia. Entre otras muchas normas, que son la piedra angular de este proceso de erradicación de la estigmatización.
La expresión de Thomas Daley no es novedosa, pero sí evoca una realidad, y es que debemos esforzarnos como comunidad para ser mejores personas, abriéndonos a nuevas posibilidades, donde vivamos juntos sin obligarnos a coincidir en nuestros puntos de vista.
Utópicamente en mi sentir, este proceso constante y a veces cíclico de cambio de mentalidad alrededor del mundo, nos invita a este diálogo, sin estereotipos ni estigmas.
*Las opiniones expresadas en esta columna de opinión son de exclusiva responsabilidad de su autor y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de La Prensa Oriente