Jaison Gaviria Osuna
Abogado penalista
Un segundo basta para cambiar la vida de muchas personas. Defenderse de una agresión injusta es un derecho, pero sobrepasar sus límites puede llevarlo de víctima a victimario en un instante.
Según nuestro Código Penal, la legítima defensa es una causal de ausencia de responsabilidad. Lo anterior significa que la ley autoriza, en caso de agresiones injustas, la defensa de nuestros derechos, o los de un tercero. En otras palabras, quien se defiende legítimamente, o defiende a otro, no responderá penalmente por el resultado de su defensa, siempre y cuando se cumplan los siguientes requisitos:
- Se debe defender un derecho propio o ajeno: Nuestras leyes no establecieron una lista exclusiva de derechos sobre los que opere la legítima defensa. No obstante, los que mas se protegen por esta vía son: i) la vida, ii) la integridad personas, iii) el patrimonio, y iv) la libertad.
- La agresión debe ser injusta: Toda agresión en contra de nuestros derechos, y que sea el resultado de la acción delictiva de otra persona debe ser considerada injusta. Ataques contra nuestra vida y patrimonio son agresiones que ocurren comúnmente.
- La agresión debe ser actual o inminente: Solo podemos defendernos legítimamente de agresiones que están ocurriendo en el momento, o que es inminente que ocurran si no tomamos acciones. Cuando el peligro ha terminado, y no hay riesgo para los derechos que salvaguardamos, debemos detener nuestra defensa.
- La defensa debe ser proporcional a la agresión: Debemos defendernos de forma idónea para proteger nuestros derechos. La fuerza o medio utilizado debe ser el necesario, teniendo cuidado de usar solo la fuerza o medios indispensables para defendernos.
Sin embargo, no son pocas la veces que la legítima defensa sobrepasa los límites establecidos, los linchamientos son un ejemplo de ello. Muchos “ladrones” son neutralizados por sus víctimas, y la comunidad concurre para ayudar al afectado. En un acto de valentía y solidaridad, las personas inmovilizan a quien está hurtando, y lo capturan.
Lamentablemente, en muchos casos, el uso de la fuerza no termina con la detención del atacante. Después de superar el peligro, en numerosas ocasiones, la ciudadanía agrede al capturado en una especia de venganza colectiva. para este punto, ya no se trataría de legítima defensa sino de una conducta autónoma que puede terminar en un homicidio.
Aunque existen alternativas jurídicas para las personas que se vean involucrados en una situación como esta, lo ideal es evitar problemas legales. Un proceso penal se torna engorroso y desgastante, además, puede traer consecuencias adversas. Después de capturar a una persona sorprendida cometiendo un delito, debemos entregarla a las autoridades.
Por lo tanto, debemos pensar dos veces antes de pretender hacer justicia por mano propia, esta acción no está permitida en Colombia. Aunque todos sentimos impotencia e indignación por la inseguridad que vivimos. Atentar contra la vida de otra persona nunca será la solución.
Para más información: https://www.youtube.com/watch?v=80c91FbEPWY
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