Especial para La Prensa
Comunicaciones Clínica Sómer
Todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos caído en la automedicación, sea por un dolor de cabeza, una gripa o por malestar general; el problema de ésta, se presenta cuando pasa de ser algo que hacemos esporádicamente, a una práctica frecuente por medio de la cual buscamos aplazar la visita al médico. Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 50% de los medicamentos son prescritos o vendidos de manera inadecuada, lo cual se ha convertido en un problema de salud pública en países como Colombia.
El Dr. Roberto Gaitán Luque, médico intensivista de la Clínica Somer, menciona que “la automedicación es la ingesta de cualquier tipo de medicamento, no prescrito por un profesional de la salud y que normalmente se hace de manera empírica, como respuesta a enseñanzas de los padres o incentivados por la publicidad, teniendo como resultado una serie de factores de riesgo que pueden desatar complicaciones o adicciones. Es importante tener en cuenta que también se habla de automedicación cuando se deja de tomar un medicamento, se aumenta o se disminuye la dosis recomendada”.
Los riesgos de automedicarse
Entre los principales riesgos de la automedicación, se encuentra el retraso de un diagnóstico y tratamiento de enfermedades graves, que pueden ser enmascaradas a través de la misma. Las reacciones alérgicas y la producción de resistencia a los antibióticos, son otros de los peligros más comunes.
Frente a los riesgos, el médico intensivista dice que “la automedicación puede conducir a una intoxicación, a una interacción negativa con algún otro medicamento, al empeoramiento de los síntomas, o por ejemplo, en el caso de los medicamentos para el dolor, como son los antiinflamatorios no esteroideos (Ibuprofeno, Aspirina, Diclofenaco, entre otros) y que la gente toma por un tiempo prolongado, pueden generar daño en los riñones o en el hígado”. Adicionalmente el Dr. Gaitán menciona dos aspectos que contribuyen a la producción de riesgos; el primero es la dosis o la cantidad de medicamento que se toma, que puede dar lugar a la adicción, y el segundo es la falta de una adecuada educación frente al uso del medicamento.
La adicción es uno de los riesgos más frecuentes de la automedicación; puede producirse por el consumo de dosis más altas de las prescritas, por usar vías de administración no indicadas o por la combinación con el alcohol u otras drogas. Frente a este tema, Gaitán habla de dos tipos de adicción: la física y la psíquica, la primera produce sensación de tranquilidad o euforia, lo que lleva a que las personas sientan la ansiedad de consumir dichos medicamentos. Las dependencias psíquicas, se crean cuando generan adicción, sin producir un efecto fisiológico que cree la necesidad de consumo.
Los dolores de cabeza, los menstruales, abdominales y los síndromes gripales, son algunas de las enfermedades alrededor de las cuales hay más automedicación. Si estos dolores o síntomas persisten, es muy importante visitar al médico, quien determinará la manera más adecuada de tratar la dolencia. Finalmente, el intensivista Roberto Gaitán agrega que “todas las personas deben tomar conciencia de que la automedicación puede ser una alternativa inicial, pero que no puede suplir la búsqueda de una ayuda idónea, para saber qué es lo que está pasando en el organismo. También tener en cuenta que los medicamentos que en una dosis son efectivos, pueden generar problemas serios sino se consumen adecuadamente”. A nivel del Estado, es fundamental fortalecer la educación frente a este tema que se ha convertido en un problema de salud pública.