Leyendo: Relatos del Cuerpo de Bomberos de Rionegro

Relatos del Cuerpo de Bomberos de Rionegro

Un incendio en la zona norte del parque principal en el año 1949, que fue atendido por la misma comunidad a punta de olladas de agua, fue el episodio que dio paso a Iván Zuluaga para crear el Cuerpo de Bomberos de Rionegro, con el siguiente pensamiento: “los fundadores de los cuerpos de bomberos del eje cafetero y el norte del valle, han sido creados por gente del Oriente antioqueño que se fue a vivir allá, y nosotros acá quemándonos, teniendo potencial para un cuerpo de bomberos propio”.

Con base en este hecho, Iván Zuluaga se desplazó a Palmira, Valle para entrenarse en el cuerpo de bomberos con más experiencia en esa época, luego regresó a Rionegro con el grado de teniente bombero y el 18 de febrero de 1957 fundó la institución en compañía con Víctor Arenas y Jhon Freddy López.

La primera sede de bomberos estuvo ubicada en el Parque de la Libertad, donde actualmente se encuentra la Alcaldía Municipal; sin embargo, esta reconocida institución ha pasado por una serie de acontecimientos en lo que fue su relación con los pasados alcaldes. Luego de estar ubicados en su primera sede, fueron trasladados, en malos términos con el entonces alcalde, a una habitación en la Casa de la Convención, de donde fueron expulsados más adelante. Esta misma historia se repitió en El Matadero, donde también tuvieron un lugar. Debido a esto, el señor Francisco Vallejo, quien hacía parte del cuerpo de bomberos, abrió un espacio en su casa para guardar los dos únicos instrumentos que tenían: unos mecheros para salir en semana santa y el pabellón nacional. Tiempo después, fueron ubicados en la avenida Galán, donde hace 20 años se encuentran.

Gracias a los aportes de la nación ($50.000 pesos aproximadamente) se consiguió un carro pickup, el cual, un tiempo después, se vendió para adquirir la primera máquina Ford 50, que se encuentra en este momento operando en el municipio de La Unión; sin embargo, el alcalde de aquel entonces, Jorge Tobón Villamizar, los despojó del auto porque, al parecer, el cuerpo de bomberos no quiso lavar las calles, luego de haberles hecho la petición. “Antes de esto tuvimos un Fargo, nos lo quitó un inspector, en complicidad con el alcalde, porque no quisimos prestar el servicio de ir a recoger vagos. Es que para bomberos nunca hubo nada”, manifestó, Marco Aurelio Grajales, bombero voluntario desde los inicios.

En la actualidad el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Rionegro cuenta con un total de 43 bomberos que atienden todo tipo de emergencias las 24 horas, cuatro máquinas de extinción, dos ambulancias y dos vehículos tipo camioneta para transporte de personal.

Marco Aurelio Grajales

Marco Aurelio Grajales Grajales trabajó 40 años como voluntario en el Cuerpo de Bomberos de Rionegro, donde fue capitán jefe. A sus 17 años, siendo zapatero, decidió experimentar nuevas sensaciones y salir de la monotonía; por esta razón, mintió en la edad para ser aceptado en la institución, pues aún era menor de edad. Este hombre ha sido testigo de todas las transformaciones del municipio y de la metamorfosis que ha vivido el cuerpo de bomberos. “Desde niño me gusta servirle a la comunidad, y la satisfacción que da bomberos es eso mismo, el servicio, porque se atiende todo tipo de calamidades”, agregó.

Cuando Marco Aurelio empezó en esta profesión que se convirtió en su vocación, era zapatero, luego conductor y después, mecánico. Siempre estuvo firme en su gusto por ayudar a la comunidad; sin embargo, todo no ha sido alegría para él, pues ha tenido que pasar por situaciones complicadas para ayudar al cuerpo de bomberos a salir de obstáculos que, aunque lo perjudicaron a él, permaneció siempre firme.

En los años 80 decomisamos una pólvora en Marinilla que le quitó la vida a dos personas, entonces la estábamos quemando toda, y yo tiré un fajo de pólvora viva y en el aire explotó. Me quemó el 80% del cuerpo. Lo único que no me quemó fueron los pies y la cadera. No daban nada por la vida mía. Estuve un año en la cama tratando de recuperarme, había perdido también la memoria, pero luego me mejoré y regresé a bomberos, aunque todos creían que no volvería”, comentó Grajales, quien hace 17 años no trabaja para la institución, pues lo destituyeron del cargo por motivos que aún no se conocen con exactitud. Este fue uno de los momentos más difíciles por los que ha atravesado Marco Aurelio, pues aseguró haber estado seis meses sin salir de la casa por depresión. Estar en bomberos se había convertido en su vida.

Anécdotas

Marco Aurelio contó, además, otra de las anécdotas que marcó a los miembros de la institución en el año 1972, cuando les donaron una motocicleta que rifarían para adquirir recursos, pero en dos veces que se hizo la rifa, nadie la ganó; por esto, decidieron dejar la moto para ellos. “A los pocos días, Luis Gómez, presidente de la institución, se fue con la moto para el municipio de Abejorral y yo le pregunté que la moto qué, y me dijo que eso era de él y que si me ponía a hacer bulla me iba para la cárcel, y pues a mí no me dio miedo de eso, fui y lo denuncié. El juez empezó la investigación y todos caímos en la cárcel, pero se dieron cuenta de que yo era inocente y a los 10 días me sacaron. Otros estuvieron cuatro meses, y aparte tuvimos que pagar la moto entre todos”.

Así como éste, son muchos los relatos y experiencias que ha vivido el Cuerpo de Bomberos de Rionegro desde sus inicios hasta ahora, desde apoyo a todo tipo de calamidades hasta recates a personas ahogadas y enterradas con cuatro y cinco días. Y recuerdos que solamente dos de sus fundadores, que aún siguen en vida, podrán guardar en su memoria y en su corazón: Iván Zuluaga y Marco Aurelio Grajales.

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