A las 12:30 m. del día 5 de octubre de 2019, Zuley López salía de trabajar en la zona industrial de Rionegro cuando un hombre, con quien había tenido 11 años de relación, le propinó 18 puñaladas con una arma blanca, luego de haber tenido una fuerte discusión.
Zuley fue llevada de urgencia a la clínica Somer, donde su primer diagnóstico fue muerte o cuadriplejía. Pasó varios días en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), luego trasladada a la Unidad de Cuidados Especiales (UCE), y por último, a hospitalización, donde tuvo una complicación pulmonar, por lo que fue intervenida nuevamente. Estando allí inició la terapia para movilización pues todos sus movimientos dependían de los demás.
Este acontecimiento, que tuvo un gran impacto en su momento, lleva 9 meses de un proceso, tanto psicológico como jurídico, pues, a pesar de que el agresor fue capturado en el lugar de los hechos y aceptó los cargos justificando no soportar la idea de que la mujer no volviera con él -según se conoció-, dos familiares del victimario también la han agredido de forma física, verbal y por medio de amenazas, a ella, su hermana recién operada e incapacitada y a su pequeña hija, a quienes les dieron varios días de incapacidad por estos ataques e incluso un diagnóstico por deformidad permanente en el rostro de Zuley.
«El proceso, aunque no continúa directamente con él, sí continúa con su familia, quienes han sido partícipes en la secuencia de agresiones y motivaban a este muchacho a hacer lo mismo«, expresó Zuley López, quien además indicó que la fiscalía no ha querido recibir la denuncia por amenaza, ni le han prestado atención al respecto; sin embargo, la próxima audiencia judicial estaría programada para finales del mes de julio.
El primer paso judicial que dio Zuley, fue una denuncia para solicitar una medida de protección. Según ella, hace unos días fue la audiencia para dictar condena, donde el agresor aceptó los cargos para acogerse a una rebaja de pena, acción de la cual se enteró un día antes. El hombre fue condenado entonces por tentativa de feminicidio con agravantes como sevicia.
Finalmente, esta mujer, quien ha sido víctima de la violencia, manifiesta encontrarse psicológicamente estable, aunque atraviesa por un proceso de sanación emocional, siendo consciente de que el daño existe en ella y en su familia e hijos, pero con mucha fe para enfrentar esta situación y sobre todo para perdonar.
«He pasado por muchos procesos físicos, espirituales y psicológicos. En la parte física, continúo en terapias y revisiones con especialistas, y espiritualmente he atravesado por varios procesos, entre ellos, el de perdonar y perdonarme, algo que no es tan fácil, porque psicológicamente a este proceso se le suman las secuelas de mis hijos que para mí pesan más, pero creo que todo está avanzando de forma rápida y buena«, concluyó.
¿Qué está pasando?
Así como el caso de Zuley, hay muchas más historias de mujeres que han sufrido la crueldad de su pareja y que han quedado impunes por la manera en que las autoridades le dan tratamiento al tema y el lenguaje establecido.
Esto ha abierto un gran debate, pues entendemos ‘crimen pasional’ como un asesinato causado por los celos que siente una persona ‘enamorada’, el cual justifica la acción del agresor; sin embargo, la palabra con la que más se han identificado los grupos que luchan en contra de este tipo de violencias a la mujer, es el feminicidio, el cual, según estos, representa mejor los hechos, pues se comprende como «la forma extrema de violencia de género contra las mujeres, producto de la violación de sus derechos humanos en los ámbitos público y privado, conformada por el conjunto de conductas misóginas que pueden conllevar impunidad social y del Estado y puede culminar en homicidio y otras formas de muertes violentas de mujeres» (Ley general de acceso de las mujeres a una vida libre sin violencia).
La violencia contra la mujer, a diario nuevos casos
Camila*, es otra de esas mujeres que han sufrido el flagelo de la violencia. En contacto con La Prensa, relató el mal momento que vivió y la pesadilla que aún sigue viviendo día a día.
«Pensaba que el acoso era algo que solo le ocurría a otras, a un segmento muy pequeño de la población. Pero, quizá sin ser consciente, comencé a vivir en una bola de nieve que está a punto de aplastarme. El primer síntoma fue el miedo, no quería salir sola, ni acercarme al barrio donde él vivía, cuando me lo encontraba me sudaban las manos y se me agitaba el pecho, buscaba refugio porque temía escuchar la voz que tanto mal me causaba. Él lo sabía y me decía cobarde, se reía de mí porque sabía que me temblaba la voz», expresó Camila*.
La violencia la ha martillado por cerca de 3 años. Inicialmente fue de tipo psicológica, él se burlaba de ella, la hacía sentir un monstruo, vulneraba su dignidad y rompía a pedazos el autoestima que tanto le había costado construir. «Cuando vives escuchando un eco que te dice fea, asquerosa, inmunda y perversa, terminas creyendo que más allá de cualquier cosa, eres un estorbo para este mundo. Él compartía mis debilidades con quienes no tenían por qué saberlo y empezó a acosar a mi familia, a abordarlos, a revelar los secretos que con tanto dolor le contaba cuando éramos cercanos».
Pasaron los días y Camila* empezó a sufrir ataques de pánico, fue al psicólogo, luego al psiquiatra y terminó medicada. En marzo de este año decidió denunciarlo, pero han pasado más de 4 meses y solo tiene una orden de restricción que aquel hombre vulneró por medio de sus redes sociales. «El día que él intentó golpearme, me humilló delante de decenas de personas, gritaba mis intimidades y hasta sus papás terminaron validando esa conducta enferma y claro, de paso, como él siempre lo ha hecho, me amenazaron de muerte. En la Fiscalía General de la Nación poco han hecho por mí. Cuando él ha violentado la medida de protección solo escuchan mi testimonio y me dan el mismo número de la seccional local a la que llamo todos los días con la esperanza de que levanten el teléfono y me hagan sentir protegida».
Camila*, tiene pesadillas con él, nunca duerme bien, y le da temor la calle, el silencio y la soledad. Además, manifiesta que la Policía es experta en revictimizarla, porque le prometen cuidarla y cuando acude al cuadrante lo toman como una ligereza, dicen que irán a hacer efectiva su orden de protección y jamás hacen nada por ella. «A veces creo que ese monstruo es más grande que mis posibilidades de minimizarlo, con la tristeza de que poco valen los comerciales, las líneas habilitadas o el murmullo de ‘que no estamos solas’, porque en realidad nadie se atreve a acompañarnos. Me pregunto ¿cómo será la realidad de aquellas mujeres que viven con su agresor?… bueno, ya sé la respuesta, muchas terminan muertas», concluye.
Camila*: nombre ficticio. El verdadero nombre se omite para proteger su identidad.
¿Qué dice la institucionalidad?
Según afirmó a La Prensa, Diana María Mejía, asesora de despacho del alcalde de Rionegro y delegada en la Mesa de Erradicación de Violencia contra la mujer, «la Administración Municipal de Rionegro viene implementando estrategias para mitigar el maltrato a las mujeres«.
El trabajo que se ha realizado desde la mesa municipal para erradicar las violencias contra las mujeres, se encuentra articulada y coordinada con diferentes organismos como la Alcaldía, Personería, Comisarías de familia, Fiscalías, Secretaría de Gobierno, Salud e Inclusión Social y fuerza pública.
«Todos aquí hemos estado trabajando en las diferentes comisiones, estableciendo planes de acción, porque una verdadera articulación y cooperación, aparte de prevenir la violencia que es una acción importante y un objetivo muy importante de la mesa, también permite la atención integral referenciada y con calidad de las mujeres víctimas de este flagelo, así que esperamos que esta mesa tenga un impacto favorable en la prevención y en la atención de la violencia contra las mujeres, con el trabajo de todos los organismos involucrados«, agregó la funcionaria.
El municipio cuenta con la línea 123, desde la que se activa la atención a los casos que pueden presentarse en el municipio. También se cuenta con la UMAF, Unidad Móvil Abrazando Familias, que descentraliza los servicios de la administración y atiende en sitio los hechos de violencia intrafamiliar y los casos en contra de las mujeres.
La experiencia en las rutas de atención
Por su parte, Leidy Arias quien fue concejala del municipio de Rionegro en el periodo anterior y una mujer que se ha destacado por su liderazgo en la región, habló con La Prensa sobre su experiencia trabajando en pro de las mujeres víctimas, y lo que ha podido percibir lo que viven muchas de ellas en el Oriente antioqueño y el tratamiento que reciben de las autoridades.
Para Leidy, el feminicidio es la forma más cruel de violencia hacia las mujeres, así como el asesinato ocurrido por condición de género, el cual tiene un tratamiento especial de la justicia, pero que inexplicablemente han convertido en “crímenes pasionales”, lo cual lleva a juzgar este delito de una forma indebida e injusta.
«Paradójicamente muchas mujeres que fueron violentadas por sus parejas, o incluso habiéndose comprobado intento de feminicidio, terminan recibiendo a su agresor con medidas tan disparatadas como la casa por cárcel«, manifiesta Leidy Arias, y además agrega que las estadísticas no son muy alentadoras, pues los casos siguen aumentando. «Reconocemos que un grave problema es la falta de denuncia por parte de las víctimas, muchas evitan confrontar al agresor o simplemente saben que la falta de agilidad del sistema y las contemplaciones con el victimario, las dejan no solo desprotegidas, sino revictimizadas«.
Adicional a esto, Leidy cuenta que existen unas movilizaciones que por iniciativa ciudadana se han convocado en rechazo a estos delitos. También invita a la institucionalidad para que tome el control de cada caso que ha sido denunciado, y les dé trámite con absoluta celeridad para proteger la mujer frente a su agresor. Sin embargo, acepta que no todas las dependencias de la ruta de atención faltan a su deber, pues «muchas de ellas cuentan con funcionarios sensibles y capacitados, que actúan a tiempo y previenen agresiones y la muerte de más mujeres«.
Leidy Arias espera que las rutas de atención a mujeres víctimas de violencia, sean activadas de manera inmediata al recibir las denuncias, con el fin de brindar una atención oportuna y eficaz a las mujeres denunciantes hasta que sus derechos les sean totalmente restituidos.