Por: Paula Andrea Bernal Cardona
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Gran parte de los habitantes de Antioquia han estado ad portas de una crisis sanitaria y ambiental. La Pradera, el lugar donde se disponen alrededor de 3.400toneladas de residuos diariamente, ha estado a punto de quedarse sin capacidad.
Allí, en este relleno sanitario ubicado en el municipio de Don Matías disponen alrededor de 40 municipios del departamento, entre estos los del Valle de Aburrá, es decir en este punto se da la disposición final del 80% de los residuos generados en Antioquia.
En el Oriente Antioqueño municipios como Rionegro, El Retiro, Guarne, Cocorná y San Francisco llevan sus basuras hasta La Pradera. Sólo en Rionegro cada día se generan alrededor de 200 toneladas de residuos y se recorren 95 kilómetros para hacer la destinación final de estos. El tema es de una preocupación alta para la actual administración que con campañas y una actualización en este semestre al Plan de Gestión de Residuos Sólidos, espera aumentar las tasas de aprovechamiento.
“Colapsaríamos en el tema de los residuos porque no hay un municipio que hoy esté dispuesto a abrirnos sus puertas para depositar. Por eso, desde la Administración estamos trabajando en hacer mucha educación y promoción para que lleguemos a la disminución de los residuos que van a disposición final”, enfatizó Elizabeth Urrea Sánchez, quien es profesional de apoyo PGIRS de la alcaldía de Rionegro, a propósito del panorama que aún no está resuelto en el relleno sanitario La Pradera.
EPM ha informado que está avanzando en la estabilización del denominado vaso Altair, lugar en el que han dispuesto los residuos en los últimos años y que cumplió su vida útil, a su vez se avanza en la construcción y habilitación del nuevo vaso, La Piñuela, que posibilitará la disposición final hasta 2030. Estas últimas obras debían estar finalizadas en el anterior cuatrienio, lo que ha llevado al temor de una crisis sanitaria y ambiental ante la inestabilidad de la zona de Altair.
Se espera que el nuevo espacio en La Pradera esté operando a inicios del 2025, sin embargo, desde la empresa han hecho un llamado a los alcaldes de los municipios que disponen allí. “Desde el Grupo EPM, se reitera el llamado de corresponsabilidad a los municipios y las empresas operadoras de aseo para avanzar con iniciativas que promuevan el aprovechamiento de los residuos y se reduzcan en el relleno”, así se resalta en un Comunicado de Prensa del pasado 22 de mayo.
Lo que está pasando en La Pradera, nos debe llevar a la reflexión en la región sobre las metas de aprovechamiento y los estilos de consumo. Municipios como San Rafael, Abejorral y Nariño están en procesos de optimización de sus rellenos sanitarios. Otros como San Vicente, La Ceja, El Carmen de Viboral, Sonsón y San Carlos tienen rellenos sanitarios con vida útil inferior a los 5 años.
En Sonsón, por ejemplo, se generan mensualmente alrededor de 256 toneladas de residuos, hasta 2026 está proyectada la vida útil del relleno sanitario, pero con posibilidades de ampliar su capacidad. En la mayoría de los municipios trabajan por aumentar en las metas de aprovechamiento, por eso allí en una articulación directa entre la Empresa Aguas del Páramo y la Administración Municipal, buscan seguir apoyando proyectos productivos a través del abono orgánico.
“Buscamos incrementar el aprovechamiento de material orgánico y reciclable, optimizando el uso del relleno sanitario y maximizando la eficiencia de la planta de compostaje, lo que extenderá la vida útil del relleno”, aseguró Juan Diego Zuluaga, alcalde de Sonsón.
Según CORNARE, autoridad ambiental para los 23 municipios, en la región no hay solicitudes para la construcción de nuevos rellenos sanitarios. En 2020 la corporación negó la licencia ambiental para la construcción de un relleno sanitario en la vereda El Olivo del municipio de San Luis, en la actualidad no hay procesos activos ante la corporación para rellenos sanitarios en esta localidad.
La problemática no pasa solo por la disponibilidad de los lugares para seguir enterrando las basuras. Hoy en el planeta, el llamado es a otras posibilidades y nuevas oportunidades de uso a lo que generamos desde nuestros entornos.
Un acto impopular de hace 20 años que marcó una historia
La Ceja es uno de los municipios del país que menos residuos lleva a un relleno sanitario. Pero esto no se ha logrado de la noche a la mañana, en el año 2004 hubo una decisión que no gustó a muchos, catalogada en ese entonces como impopular, pero que hoy tiene al municipio como un referente y es una de las localidades con menor estrés por el futuro del tratamiento de sus desechos.
Jorge Humberto Bedoya, era el alcalde de La Ceja en ese entonces, había una preocupación enorme por la capacidad del relleno sanitario y la inexistente cultura de separación “creamos el PGIRS qué era el Plan de Gestión Integrado para el manejo de residuos sólidos. Un desafío que reconozco que nos costó, pero con persistencia logramos consolidarlo y hoy es ejemplo a nivel departamental y nacional. Básicamente se trataba de educar a los ciudadanos para que separaran las basuras antes de sacarlas”, puntualizó el exalcalde.
Las jornadas en el año 2004 fueron intensas, un trabajo duro, un esfuerzo presupuestal amplio para la empresa en ese entonces, más contratación de personal, ríos de funcionarios en calles, casas, empresas y colegios con una misión: Enseñar a separar desde la fuente.
“La preparación de todo el personal de Empresas Públicas se empezó con la capacitación del personal de aseo y con las personas que iban a ir de casa en casa, mostrando las instrucciones de cómo se debía separar. La empresa adquirió unas canecas de color, para que la gente aprendiera a separar todo, le daba tres canecas a cada usuario para lo orgánico, lo inservible y el reciclaje”, recordó Rubén Guillermo González, historiador y para ese entonces operario de Empresas Públicas de La Ceja.
El trabajo que empezó en el año 2004 con capacitación a los ciudadanos no terminó en una administración, por 20 años sin importar el color político, cada año los habitantes de La Ceja ven las campañas y reciben su calendario con indicaciones de separación y que día deben disponer los residuos, la recolección es selectiva.
“Era muy difícil la separación, porque uno siempre estaba con dudas. Esa medida nos enseñó muchas cosas. Y me volví exagerada para separar” comentó, Amparo Arango, habitante de La Ceja.
Después de la capacitación el municipio pasó a una siguiente etapa: la sanción. El fortalecimiento de los equipos de recolección hizo posible la revisión del material que disponían los ciudadanos en las puertas de cada casa, se hicieron famosos los sellos en las viviendas que indicaban que no se estaba separando bien.
“Muchas veces se optó por no recoger la basura que evidentemente no había sido separada. Se arriesgó el capital político y hasta el afecto de la gente. Pero sabíamos que la única forma de lograrlo era ser persistentes sin desistir en el intento”, puntualizó el exalcalde, Jorge Humberto Bedoya.
Esta población del oriente logró extender la vida útil de su relleno sanitario. Hoy el 100% de los residuos orgánicos que se generan son procesados. Es decir, no van al relleno. Y son tratados en una planta de valorización biológica iniciada por la anterior administración del municipio.
“Ahora estamos avanzando en otro nivel que es muy importante y es constituir una serie de patios o módulos, en las cuales esté cada una de las etapas del proceso de aprovechamiento del material orgánico, hoy lo estamos haciendo de manera manual, la meta es que en este semestre, sea mecanizado”, aseguró Andrés Felipe Álvarez, Gerente de Empresas Públicas de La Ceja.
De otro lado, la recolección del material reciclable está prácticamente toda en manos de dos asociaciones que suman 51 recicladores y un privado. El municipio espera terminar de asignar las rutas de recolección; proceso que permite evitar que el material aprovechable llegue al relleno.
El reto de la nueva administración de La Ceja es proyectar lo que sigue con el material inorgánico inservible que es el que actualmente llega al relleno. El Parque Ambiental los Tambos tiene licencia ambiental para el aprovechamiento de estos residuos que comprenden el 49% del total que se producen en la localidad.
“Estamos evaluando diferentes alternativas, para que en aquellos materiales que sean susceptibles, puedan convertirse en combustible, y las cementeras tienen una demanda importante de esos residuos. Estamos en evaluación y valoración de todas las técnicas, en esto hay que ser muy aterrizados”, puntualizó el gerente de la empresa.
El municipio adelanta el proceso de clausura del actual relleno, del que se espera en dos años cerrará por completo. Este espacio que año tras año vio ingresar menos residuos gracias a un trabajo que no paró y aún continúa: el de la educación a sus comunidades.
El cierre de este relleno dejará como ejemplo, un trabajo que sí se puede hacer. En La Ceja el foco está puesto en no pensar en otro relleno sanitario tradicional para enterrar las más de 1.600 toneladas mensuales que se generan. El camino está trazado por la conciencia que han tomado sus habitantes y una cultura que ya impregna a las nuevas generaciones.