Por: Sara Villa
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Históricamente las mujeres hemos emprendido grandes luchas para defender nuestros derechos y avanzar hacia la equidad. Estos procesos son los que hoy nos permiten ser una voz relevante, pese a los desafíos que aún enfrentamos.
Las mujeres en Rionegro somos mayoría, 75.122 ciudadanas habitan en este municipio, de acuerdo con cifras del Observatorio de Asuntos de Mujer y Género. Sin embargo, los cargos de elección popular todavía son espacios por conquistar. La representación femenina en el Concejo Municipal es solo del 12%, con dos de las 17 curules, algo que debería llamar nuestra atención.
A pesar de que hay tantas lideresas comunitarias, aún no existe una paridad en los cargos de elección popular y en los gabinetes de gobierno. Sé que la mayoría de estas mujeres aportan su experiencia, tiempo y recursos para trabajar por su comunidad, sin recibir ninguna retribución. Esto me ha llevado a entender que uno de los obstáculos más grandes que enfrentan las mujeres políticas, es la falta de recursos para financiar sus campañas y poder masificar sus propuestas.
La realidad de muchos hogares puede ser la respuesta, pues 41 de cada 100 mujeres están desempleadas. El promedio de ingresos para las mujeres de nuestro municipio es de 247.000 menos en comparación con los hombres, como se indica en el informe del Observatorio de Asuntos de Mujer y Género.
Detrás de esta desigualdad en el acceso a las oportunidades y al mercado laboral, se esconden realidades que nos preocupan, una de ellas es la violencia económica, que se puede materializar, por ejemplo, cuando la pareja ejerce control sobre las finanzas del hogar, o en el entorno laboral cuando a las mujeres se le paga menos que a un hombre por hacer el mismo trabajo o se le impide ascender; lo que se conoce como “techo de cristal”. Lo anterior puede generar una dependencia económica con el agresor, sea la pareja, el jefe o quien ejerce poder, y perpetuar los ciclos de violencia. Por lo tanto, no podemos ser indiferentes a la realidad que viven muchas mujeres en nuestro municipio. De acuerdo con el Sistema del Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública, entre 2019 y agosto de 2023, 2285 mujeres son víctimas de diferentes tipos de violencia.
Hoy las mujeres rionegreras nos sentimos esperanzadas por la llegada de un gobierno en el que tendremos nuestro lugar, en el que nos escucharán y trabajarán por darle solución a nuestras necesidades. Como compañera de vida de Fernando Tola Valencia, estoy convencida de su respeto absoluto por las mujeres y de que cumplirá su compromiso de tener un gobierno paritario. Haremos todo lo posible para que en Rionegro sean Primero las Mujeres.
Entre las propuestas incluidas en el plan de gobierno Primero la Gente, se encuentra la construcción de la Torre Púrpura, un espacio anexo al Hospital Gilberto Mejía, donde se garantizará la atención en salud, con enfoque de género. La Casa de la Mujer será otro lugar pensado en nosotras, donde se prestarán servicios jurídicos, psicológicos y sociales pensados en la autonomía económica de la mujer y en la prevención de las violencias basadas en género. Además, en los 4 años de gobierno, se planearán y ejecutarán políticas, planes y proyectos siempre con enfoque de género. ¡Un espacio que, como mujeres, hemos pedido!
También se creará un fondo financiero para apoyar las propuestas realizadas por grupos de mujeres que promuevan las economías solidarias en los barrios y veredas del municipio, con préstamos con tasas reducidas, fortalecimiento de los proyectos productivos y una articulación permanente con el sector privado para generar oportunidades laborales para las mujeres. Desde allí, aportaremos a cerrar esa brecha de ingresos que tanto nos preocupa.
Mujeres, debemos recuperar los espacios que nos han arrebatado. Por eso, las invito a votar por la mejor opción, Fernando Tola Valencia será nuestro alcalde y gracias a su gestión en Rionegro serán Primero las Mujeres. ¡Creo firmemente en que gobernará pensando en nosotras!
*Las opiniones expresadas en esta columna de opinión son de exclusiva responsabilidad de su autor y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de La Prensa Oriente