Por: Leidy María Arias Tamayo *
E-mail: leidyariastagmail.com
Colombia se ahoga en un mar de sangre femenina. Los feminicidios, definidos como el asesinato de una mujer por su condición de ser mujer, son una lacra que mancha la sociedad colombiana y exigen una respuesta contundente e integral.
Las cifras son escalofriantes: en 2023, se registraron 51 feminicidios por mes, un promedio de 1,7 asesinatos diarios. En total, 612 mujeres fueron víctimas de este crimen atroz. Detrás de cada número hay una historia, un sueño roto, una familia destrozada. Mujeres como Adriana Marcela Riaño, asesinada por su expareja en Bogotá, o Jessica Paola Villarreal, estrangulada por su esposo en Cali, son solo dos de los incontables ejemplos de esta violencia brutal.
¿Cómo podemos permitir que esto siga ocurriendo? La sociedad en su conjunto ha fallado a las mujeres víctimas de feminicidio. Las instituciones, el Estado, y nosotros como ciudadanos, tenemos una responsabilidad ineludible para erradicar esta barbarie.
Las rutas de atención a víctimas deben ser expeditas y accesibles. Las mujeres que denuncian violencia deben ser escuchadas, creídas y protegidas. No más obstáculos burocráticos ni revictimización. Los procesos judiciales deben ser ágiles y eficientes. La justicia no puede ser lenta e indolente ante el dolor de las víctimas. Los perpetradores de estos crímenes deben ser castigados con todo el rigor de la ley. Las medidas de protección a las víctimas deben ser efectivas y eficaces. No podemos permitir que las mujeres sigan expuestas al peligro. Se requieren mecanismos que garanticen su seguridad y bienestar.
La lucha contra el feminicidio es una lucha por la vida, por la justicia y por la igualdad. Es una lucha que nos involucra a todos: mujeres, hombres, instituciones y sociedad civil.
¿Qué podemos hacer?
- Exigir al Estado políticas públicas contundentes para prevenir y erradicar el feminicidio.
- Denunciar cualquier acto de violencia contra las mujeres.
- Visibilizar la problemática del feminicidio y sensibilizar a la sociedad.
- Apoyar a las organizaciones que trabajan por los derechos de las mujeres.
- Educar en la igualdad de género y el respeto a las mujeres desde la infancia.
Hijos e hijas de feminicidios: Las víctimas invisibles de una violencia atroz
Colombia enfrenta una doble tragedia: el feminicidio, que cobra la vida de cientos de mujeres cada año, y el impacto devastador que este crimen tiene en sus hijos e hijas.
En 2023, 612 mujeres fueron víctimas de feminicidio en Colombia. Detrás de cada una de estas muertes violentas, hay un promedio de 2,3 hijos e hijas que quedan huérfanos. Se estima que más de 1.400 niños, niñas y adolescentes han perdido a sus madres a causa del feminicidio en el país.
Estos niños y niñas son víctimas invisibles de una violencia atroz. Experimentan un trauma profundo que deja cicatrices imborrables en su desarrollo emocional y psicológico. Además, se enfrentan a una serie de dificultades prácticas y sociales que ponen en riesgo su bienestar y futuro.
¿Qué sucede con estos niños y niñas?
- Afrontan un dolor inmenso y una profunda confusión. La pérdida repentina y violenta de su madre genera un vacío emocional irreparable.
- Quedan expuestos a la pobreza y la vulnerabilidad. En muchos casos, las familias se desintegran tras el feminicidio, dejando a los niños y niñas en una situación de extrema necesidad.
- Pierden su red de apoyo emocional y social. La familia, especialmente la madre, es un pilar fundamental en el desarrollo de los niños. Su ausencia deja un vacío que es difícil de llenar.
- Sufren discriminación y estigmatización. En algunos casos, los hijos e hijas de víctimas de feminicidio son víctimas de discriminación y estigmatización por parte de la comunidad.
- Tienen mayor riesgo de sufrir violencia, abuso y abandono. Estudios han demostrado que los niños y niñas que han perdido a sus madres por feminicidio tienen un mayor riesgo de sufrir violencia, abuso y abandono.
¿Qué se puede hacer para ayudar a estos niños y niñas?
- Brindar apoyo psicológico y emocional especializado. Es fundamental que los niños y niñas reciban apoyo psicológico y emocional adecuado para ayudarles a procesar el trauma y desarrollar mecanismos de afrontamiento.
- Garantizar su acceso a educación y salud. El Estado debe garantizar que los hijos e hijas de víctimas de feminicidio tengan acceso a educación y salud de calidad.
- Implementar programas de protección social y económica. Se requieren programas de protección social y económica que brinden apoyo a las familias afectadas por el feminicidio.
- Sensibilizar a la sociedad sobre la problemática. Es importante sensibilizar a la sociedad sobre la problemática de los hijos e hijas de víctimas de feminicidio para combatir la discriminación y el estigma.
- Crear leyes y políticas públicas que los protejan. Se necesitan leyes y políticas públicas que garanticen los derechos de los hijos e hijas de víctimas de feminicidio y les brinden la protección que necesitan.
La protección de los hijos e hijas de víctimas de feminicidio es una responsabilidad de todos. El Estado, la sociedad civil y cada uno de nosotros debemos unir esfuerzos para garantizar que estos niños y niñas tengan la oportunidad de vivir una vida digna y segura. Es fundamental que este tema se siga discutiendo y se tomen medidas concretas para proteger a los hijos e hijas de víctimas de feminicidio. Solo así podremos garantizar que estos niños y niñas tengan la oportunidad de sanar sus heridas y construir un futuro mejor.
Solo unido/as podemos construir una sociedad libre de violencia, donde las mujeres puedan vivir seguras y libres. Es fundamental se tomen medidas concretas para erradicar el feminicidio en Colombia, construir un país más justo y equitativo para todas las mujeres. Es importante recordar que el feminicidio es un crimen que afecta a todas las mujeres, independientemente de su edad, raza, clase social, orientación sexual o identidad de género. Junto/as podemos construir un futuro libre de feminicidios, donde todas las mujeres puedan vivir una vida plena y segura.
* Exconcejala de Rionegro, Activista por una vida libre de violencia para las mujeres y niñas.
*Las opiniones expresadas en esta columna de opinión son de exclusiva responsabilidad de su autor y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de La Prensa Oriente