La experiencia del Pago por Servicios Ambientales que surgió en el Oriente antioqueño con el programa Banco2, fue presentada en la cumbre mundial sobre biodiversidad COP16 celebrada en Cali, para mostrar la cara de la conservación, la cual tiene que hacerse con la gente del territorio, con los campesinos y por eso la Corporación Masbosques insiste en el concepto de la sociobiodiversidad, porque hay que trabajar por la protección de quienes protegen, según afirmó a La Prensa Oriente, el Director ejecutivo de esa entidad, Jaime Andrés García Urrea.
El Director recordó que Banco2, que ha cruzado fronteras, lleva 11 años revolucionando la gestión ambiental en el Oriente antioqueño. Este esquema, que nació de la mano de Cornare, se ha expandido rápidamente por todo el territorio nacional, gracias a las Corporaciones Autónomas Regionales, al Ministerio de Ambiente y a las Gobernaciones. Su objetivo es que la sostenibilidad sea una prioridad para todos y que las familias campesinas cuenten con alternativas económicas viables.
“Lo que proponemos es considerar la conservación como un proyecto productivo. De lo contrario, no podremos seguir salvaguardando los bosques ni ofrecer alternativas económicas a las familias que habitan estos territorios a través de compensaciones. Es importante recordar que esto no es un subsidio, sino un pago por los servicios ecosistémicos que proporcionan los bosques, y debemos valorarlo, integrarlo en la economía y remunerar a quienes protegen el entorno. Lo más crucial es salvaguardar a las comunidades rurales. Hemos escuchado en múltiples espacios que cada vez hay menos campesinos y una disminución de la ruralidad, lo que se traduce en un creciente déficit de alimentos. Esta situación se debe a las numerosas dificultades que enfrenta el sector rural para comercializar sus productos a precios justos, generando una gran inequidad entre lo urbano y lo rural. Es fundamental cerrar esta brecha, ya que lo urbano depende completamente de lo rural”, explicó García Urrea.
Recordó que una historia que llama la atención sobre el tema, es la de don Aldemar, un campesino de Sonsón que quemaba madera para sacar carbón y le dieron alternativas económicas para que no siguiera destruyendo el bosque y ahora es un guardián de ese bosque, encargado de proteger sus 700 hectáreas. “Banco2 son historias, como la de don Aldemar, que era un depredador del bosque y hoy recibe un pago por cuidarlo, porque es un ecosistema estratégico en cuanto a la oxigenación del río Magdalena y eso vale mucho en la economía nacional”.
Dijo además que con este esquema, Masbosques llegó al Perú, al norte amazónico de ese país, con participación de más de 2.000 familias que han visto el bosque como su actividad productiva “y lo que se quiere es llevar ese ejemplo de protección del medio ambiente y de alternativas económicas con el pago por Servicios Ambientales, para que se vuelva su actividad principal.”
La Corporación Masbosques cuenta con 21 años de experiencia en gestión ambiental y representa un modelo de institucionalidad, donde convergen el sector privado, el sector público, el ámbito académico y organizaciones sociales. Su propósito es proteger el medio ambiente a través de alianzas estratégicas. “La sostenibilidad no es solo responsabilidad de las empresas y el Estado, sino de cada uno de nosotros”, enfatiza García Urrea.