Por: Juan Andrés Valencia Arbeláez
En el corazón del pueblo El Carmen de Viboral, el parque principal se transforma en un escenario electrizante. Gritos de emoción resuenan en el aire mientras cuerpos se elevan, giran y agitan al ritmo de una música vibrante. Manos se alzan en señal de júbilo y cabellos se agitan con desenfreno. Frases en idiomas desconocidos se mezclan con el clamor de la multitud, creando una atmósfera electrizante que podría confundirse con una posesión demoníaca a ojos de algunos. Sin embargo, lejos de ser una obra del mal, este alboroto es la manifestación de la pasión y la energía que converge en el Víboral Rock, una celebración musical que ha convertido al tranquilo pueblo en un epicentro de rock and roll.
El Festival Víboral Rock, es una iniciativa dedicada a la promoción, difusión y circulación artística del rock y otros géneros similares. “El Víboral”, como se le conoce popularmente, ha sido una constante en la vida cultural de El Carmen de Viboral desde su inicio en 2005. Este festival ha servido no solo para dinamizar la vida musical del municipio; sino también para consolidarse como un pilar en la escena del rock en el ámbito local, regional y nacional. Con 15 versiones a sus espaldas, el Víboral Rock ha ganado reconocimiento y se ha convertido en un evento esencial para los amantes del rock y la cultura alternativa en Colombia.
Historia y Evolución
“Todo comenzó en el año 2005, pero sus orígenes se pueden situar desde antes” afirma Julián Trujillo Moreno (Thánatos), actual director del Instituto de Cultura del municipio, y miembro de la banda Vitam et Morten, una de las agrupaciones fundadoras e impulsoras de este festival. “Por esos tiempos empezaron a venir varias personas de Medellín, ya fueran familiares, o gente que venía a vivir y traían hijos adolescentes. Muchos de ellos ya habían tenido un acercamiento con el rock, punk, metal, etc., y nos prestaron CDs de esta música, la cual cautivó a varios, entre ellos a mí”, dice Trujillo.
El rock es comprendido por muchas personas como un estilo de vida, que se caracteriza no solo por unas melodías específicas, o unas estéticas concretas en cuanto a vestimentas, peinados y otros elementos; sino por su concepción y mensaje anti sistema y de rebeldía. “Yo definiría el Rock como la música de los espíritus libres, inconformes, e indomables”, aseveró Julián Gil, integrante de la banda bogotana Ingrand.
El rock, con su esencia rebelde y contestataria, desempeña un papel social de gran relevancia. Precisamente, este género musical se convirtió en un refugio para los jóvenes de aquellos años, quienes encontraron en él y en la formación de bandas una vía de escape a la violencia que azotaba el territorio. «Con la presentación de esta iniciativa por primera vez, buscamos mostrar a la juventud del municipio, y creemos que lo seguimos haciendo, que existen otras formas de rebeldía y de ver la vida que no involucran la violencia», afirma Trujillo Moreno.
Desde su primera edición en 2005, se ha buscado que el Víboral Rock sea un espacio de expresión y visibilización para bandas y creadores musicales. A lo largo de todas sus versiones oficiales (2005, 2006, 2008, 2010, 2013, 2014, 2016, 2017, 2018, 2019, 2020, 2021, 2022, 2023 y 2024), el festival ha logrado atraer a una amplia gama de talentos locales, regionales, nacionales e internacionales. Entre los que destacan: Aterciopelados, Doctor Krápula, La Pestilencia, Superlitio, Kraken, Don Tetto, The Mills, o The Risen Dread; entre otras.
El festival no solo ha sido un escenario para la música; sino también, un espacio para la educación y el diálogo cultural. Con la inclusión de masterclasses y espacios académicos, el Víboral Rock ha promovido una comprensión más amplia del rock como movimiento social y político, no solo para El Carmen de Viboral; sino en todo el mundo. “También ha tenido una evolución en cuánto a espacios. No siempre se pudo realizar en el parque principal, pero el que ahora podamos llevar el festival al parque, incluso con los géneros más pesados, demuestra que ha habido un avance en la aceptación y destrucción de prejuicios frente al rock”, manifiesta “Thánatos”. En ese sentido, el Víboral también apoya otros gustos, estilos de vida que son relegados o estereotipados, por ejemplo, este año, se realizó una competencia de skate.
La XV Edición del Víboral Rock
La edición XV del festival, celebrada del 8 al 12 de mayo de este año, marcó un hito al ofrecer tres días consecutivos de música en el Parque principal Simón Bolívar de El Carmen de Viboral. Este evento reunió a más de 14.000 asistentes que disfrutaron de la diversa programación.
El festival comenzó con masterclasses sobre producción musical y posicionamiento de bandas, impartidas por expertos como Juan Carlos Henao y Esteban Mejía Pinto. Estas sesiones ofrecieron a los asistentes, conocimientos valiosos sobre la industria musical y la gestión de bandas, preparando el terreno para los conciertos que seguirían.
El Víboral Rock Festival se encendió el viernes con una electrizante presentación de la banda local Nuestro Tiempo. Si bien un breve aguacero momentáneamente hizo que algunos asistentes buscaran refugio bajo las carpas habilitadas, la energía se mantuvo inquebrantable a medida que avanzaba el día. El escenario del festival vio desfilar una diversa gama de bandas que representaban géneros como hardcore, punk, metal y rock, manteniendo a la audiencia cautivada y energizada durante todo el día.
La alineación del segundo día en Víboral Rock, presentó una cautivadora mezcla de estilos musicales, incluyendo las presentaciones aclamadas por la multitud de Sin Dicción y Pacífico Sur, que atrajeron a fanáticos de todo el país. La lluvia hizo otra aparición, pero no logró apagar el ánimo de los asistentes al festival. En cambio, abrazaron la pista de baile improvisada bajo el cielo abierto, creando momentos inolvidables que se grabaron en la rica historia del festival.
El festival culminó el 12 de mayo con una alineación estelar de bandas internacionales, incluyendo la fuerza del heavy metal brasileño Krisun y las sensaciones del folk-rock irlandés The Risen Dread.
Impacto Cultural y Social
Más allá de ser un simple evento musical, el Víboral Rock se ha consolidado como una plataforma para la formación de públicos y la promoción de la convivencia pacífica. Este año, como en ediciones anteriores, el festival trascendió la música al abrazar iniciativas sociales de gran impacto. Entre ellas, destacó la recolección de 1650 kg de alimento para perros y gatos, junto con el trámite de 17 solicitudes de adopción, evidenciando el compromiso del festival con la comunidad y el bienestar animal. Adicionalmente, el comportamiento ejemplar de los asistentes y la atmósfera de convivencia y respeto que reinó en el evento reafirmaron que la cultura rockera apuesta por la armonía y el cuidado del espacio público.
Reflexiones y Futuro
Desde su creación, el Víboral Rock ha buscado ser más que un festival de música; ha aspirado a ser un laboratorio cultural que reflexiona sobre el rock y su impacto en la sociedad. A través de los años, ha mantenido una línea constante de exploración y reflexión sobre el rock como fenómeno cultural y su relación con la vida cotidiana.
El festival ha resistido las fluctuaciones históricas y se ha consolidado como un espacio donde el rock es visto no solo como un género musical; sino como una cultura y un lenguaje con una profunda carga social y política. La voz del rock, entendida como un grito de independencia y una forma de expresión colectiva, ha encontrado en el Víboral Rock un escenario ideal para su manifestación.
“El futuro del Víboral Rock parece brillante. Con cada edición, el festival se fortalece y amplía su alcance, atrayendo a nuevas generaciones de músicos y fanáticos. La combinación de música, educación y compromiso social augura que el Víboral Rock continuará siendo un evento crucial para la cultura rockera en Colombia”, aseguró el director del Instituto de Cultura local.
En conclusión, el Festival Víboral Rock es más que un evento anual de celebración de la cultura rock, un espacio de aprendizaje y un motor de cambio social. A medida que se acerca a su vigésima edición, el festival sigue siendo un testimonio vivo de la vitalidad y el impacto del rock en la sociedad, un grito colectivo que resuena en El Carmen de Viboral y más allá.