Por: Jesús Gonzalo Martínez C.*
Transcurren los días de un aniversario más del natalicio del prócer José María Córdova, fecha que puede decir tanto cuanto valor se le de a la historia, o pasar inadvertida tanto como se registre un avance más en la tendencia por el olvido o en la indiferencia frente a los contenidos de las páginas que cuentan cada uno de los pormenores de los hechos y momentos en el camino de la existencia.
Es realidad evidente hoy el absoluto cambio de paradigmas sociales y de la misma mentalidad de los pueblos y también lo es el limitado espacio que ocupa la memoria en el devenir de los empeños de los hombres, memoria que ya no cuenta como base en el proceso de construcción de los entramados de la sociedad; si se quiere hoy es concepto reinante el de innovación, es imperativo el cambio constante y es motor de desarrollo la incorporación y aplicación de los adelantos en la tecnología. Sentencia inapelable lo es el que pueblo y hombre no incorporados a la ola del conocimiento permanecen en estado de postración y atraso; desde allí se mide la certidumbre en el devenir sin opción alguna a otras miradas y sin consideración posible de los escenarios que en mejores tiempos cumplieron destacadísimo papel en el desarrollo con humanismo incorporado.
En esos mejores tiempos valor preciado de los pueblos fue la acumulación de rasgos y valores que llegaron a dar forma a una identidad. Así Rionegro alcanzó su reconocimiento y su diferenciación como tierra afecta a la libertad, como pueblo amante de la democracia; y la libertad fue memoria del periodo formativo comprendido entre 1767 cuando al morir doña Javiera Londoño se materializó su deseo testamentario de franquear la libertad de sus esclavos, periodo que se extendió hasta el 17 de octubre de 1829 cuando ocurrió el funesto hecho del asesinato del general José María Córdova. Suficientes fueron los hechos de esos años para erigir el pedestal de la gloria con los apelativos “Cuna de la libertad”, y “Ciudad histórica”. Javiera Londoño marcó la portada de aquel diario con el título de “pionera de la abolición de la esclavitud” y el general José María Córdova lo llenó de contenido con acciones y pensamiento en el campo militar y político tras los ideales de libertad y democracia, dos principios ampliamente expuestos en su correspondencia y detalladamente desarrollados en su etapa de soldado triunfante después de las gestas que dieron lugar al nacimiento de la República.
Seguramente no gozamos de la particularidad de ser estudiosos con mérito del juicio de la vida y momento histórico del prócer de la independencia, pero ello no quita valor al atributo de su reconocimiento como el personaje que a través de dos siglos se ha desplegado como el símbolo a partir del cual se ha forjado la identidad de esta ciudad, algo a lo que se refirió el historiador Laureano García Ortiz al decir “en Rionegro todo habla de Córdova”. Y fue la gloria militar del héroe la que desató pasiones y rivalidades entre algunos pueblos de Antioquia, tal vez en algunos con la intención de abrazarse a lo que significaba en la historia nacional y seguramente en otros como sentimiento de valoración de su memoria; para Rionegro lo es su hijo predilecto y a pesar de las nuevas realidades, el símbolo que no se ha dejado, ni se dejará de reconocer y valorar porque en el mármol quedó tallado el título de “Tierra de los Córdova”.
El 8 de septiembre fue una fecha especial para José María Córdova, en la distancia anhelaba estar al calor de su hogar confundido en un abrazo con su madre y sus hermanos; contaba los días con el deseo de ese encuentro y el disfrute de los jolgorios de la fiesta en memoria del nacimiento de la Virgen del Rosario, un disfrute vivido a plenitud desde las vísperas tronadas por la pólvora y la solemnidad de los actos religiosos; por entonces el catolicismo de los rionegreros era bien marcado y justo esa fecha tenía el mayor carácter de importancia por considerar que marcaba el comienzo de la era de la gracia y la salvación en el dogma del Evangelio.
Fue el 8 de septiembre de 1799 de felicidad plena para don Crisanto de Córdova Mesa y doña Pascuala Muñoz Castrillón y fue el 8 de septiembre de 1829 de desventura para Rionegro, porque justo al recordar su natalicio en aquel año, aquí en Rionegro, en la afamada casa de don Sinforoso García (hoy Casa de la Convención), el soldado triunfante levantó su grito de rebeldía contra la dictadura del general Bolívar, iniciando así ese difícil camino de buenos propósitos con el empeño de la restauración de los ideales por los que se había batido en los campos de batalla contra el ejército del Rey tras el sueño de la independencia, momento culminante en el triste final de sus esfuerzos en el campo del Santuario.
La independencia se labró al costo del sacrificio de una generación de jóvenes, la libertad se abrió paso en la medida del cambio de mentalidad sobre la condición humana y la dignificación de las personas, la democracia tomó sentido cuando el país vio marchitar la vida del general Córdova comprendiendo que su rebeldía había sido contra una nueva forma de esclavitud; por la instauración de la verdadera democracia, el general Córdova entregó hasta la última gota de su sangre como lo había prometido en una de sus proclamas, tal vez constituyéndose en el primer mártir colombiano en el camino de la formación y destinos democráticos.
Recordar al general Córdova al marcarse la fecha de su natalicio es motivo para rendir honores a su grandeza heroica, tal vez con pálpitos similares a los del corazón de don Sinforoso García Ortiz cuando expresó: “Su nacimiento se pierde en la noche de los tiempos, como el de no pocas ciudades ilustres del viejo y del nuevo mundo. . . A Nuestra Señora de Arma se la ha apellidado “ilustre capitana, gran guerrera”. Su fiesta es el día 8 de septiembre, y en tal día nació en Rionegro el prototipo de nuestros capitanes, de nuestros guerreros, quien, al decidir la batalla de Pichincha, selló la independencia del Ecuador, y quien, al coronar la victoria de Ayacucho, selló la independencia del Perú, y la libertad de América Latina”.
* Bibliotecólogo y escritor rionegrero.


