Leyendo: Que una encuesta no decida su voto

Que una encuesta no decida su voto

Carlos Gómez

Por: Carlos Humberto Gómez

E-mail: director@laprensaoriente.info 

Este 29 de octubre la decisión de ir a la urna es suya, vote consciente e informado. 

Nos hemos acostumbrado a volar por instrumentos. Así es como intentan guiarnos para tomar decisiones, mostrando tendencias, presentando resultados extraños, insólitos y hasta descarados. Las encuestas y sondeos de opinión pública previos a las elecciones son instantáneas del momento y no necesariamente predicen quién ganará la elección.

No todas, pero sí una minoría de empresas encuestadoras se han involucrado en causas políticas para favorecer a candidatos y al mejor postor. Mientras los contratantes de una medición ponen las condiciones, el encuestador se va a la calle o al call center a recibir la información que espera le dé respuesta al requerimiento. Es una combinación de diseño y criterio técnico, pero también de manipulación a la medida de aquellos que buscan resultados favorables, formulando preguntas clave o intencionadas y tratando de influir en las respuestas.

Mientras algunas campañas han utilizado estos resultados para inflar a candidatos a través de la difusión de noticias falsas y desinformación, no ofrecen argumentos sólidos más allá de una simple tabla de excel que alguien ajustó en un programa de diseño para darle una apariencia de originalidad. Incluso los colores y logotipos parecen idénticos. Otros han promovido sondeos en redes sociales en los que participaron menores de edad, perfiles falsos y personas en el extranjero o en lugares diferentes a donde supuestamente votarían.

En este escenario, se encuentran los equipos políticos que se animan y aplauden mutuamente. Comentan y comparten elogios y se apresuran a publicar en cualquier grupo o red social que puedan. No les importa la ficha técnica, el margen de error o quién encargó la encuesta y qué empresa la realizó, algunas de las cuales son grandes contratistas de obras públicas y, al mismo tiempo, cuentan con registro como encuestadoras del Consejo Nacional Electoral.

Y qué decir de otras que no representan fielmente los resultados. Manipulan la información con la intención de influir en las decisiones de los ciudadanos a través de la desinformación y noticias falsas. Repiten un cúmulo de mentiras en numerosas ocasiones para darles apariencia de verdad, lo que finalmente enrarece el ambiente electoral. Olvidan que podría haber un voto más consciente e informado, el de aquellos que no asisten a reuniones, no expresan sus opiniones en redes sociales y no se dejan impresionar por la publicidad invasiva; aquellos que leen los programas de gobierno y, en un acto reflexivo, votan por el candidato que realmente los representa.

Candidatos y seguidores, hay que ser cautelosos y esperar hasta el día de las elecciones para conocer la verdadera encuesta, sin caer en triunfalismos. Desafortunadamente, en el día de las elecciones se pierden votos a boca de urna, desaparecen durante el recuento y se desvanecen en el escrutinio. En ese momento, no importa cuántas encuestas los dieron como ganadores; presten atención a los testigos y observadores para asegurar que la fiesta democrática refleje verdaderamente las decisiones, ojalá conscientes, de los votantes, en lugar de la manipulación que busca obtener resultados a expensas de los incautos.

Pd. 1: Mientras algunas campañas se dedican a la desinformación y noticias falsas, otras están convenciendo a los electores con propuestas y argumentos sólidos. 

Pd. 2: El papel de los medios de comunicación en la publicación de encuestas debe incluir una revisión exhaustiva de los resultados. Se habla mucho sobre la intención de voto, pero se presta poca atención a los votos en blanco o a la opción «No Sabe, No Responde». El voto de opinión toma ventaja cuando las encuestas o las campañas lo subestiman.»

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