Por: Carlos Humberto Gómez
X: @chgomezc
En un momento crucial para el futuro del Altiplano del Oriente antioqueño, donde la desinformación, las noticias falsas y los intereses políticos amenazan con opacar el debate, nos preguntamos por qué en Marinilla no se reclama el derecho a ser parte de la consulta popular para decidir sobre la creación del Área Metropolitana del Valle de San Nicolás (AMVSN). Este no es un tema menor: se trata de una decisión histórica que definirá el rumbo de esta zona en aspectos tan vitales como la movilidad, los servicios públicos, la seguridad y el desarrollo sostenible. Sin embargo, en medio de un ambiente preelectoral cargado de polarización, algunos parecen olvidar que el poder primario reside en los ciudadanos, no en las agendas particulares de quienes aspiran a cargos de elección popular.
Marinilla ha sido excluido de la solicitud inicial de consulta popular para constituir el AMVSN. Pero, ¿sus ciudadanos están dispuestos a quedarse al margen?
Negar a Marinilla la posibilidad de participar en esta decisión es cercenar un derecho fundamental: el de la democracia participativa. Como bien lo señalamos en algunas columnas de opinión: “¿No es acaso el ciudadano, el constituyente primario, quien en las urnas decide si quiere o no?”
Desinformación y noticias falsas: truncan el diálogo
Lamentablemente, el debate sobre el AMVSN ha estado plagado de falacias y manipulaciones. Se repiten argumentos sin fundamento, como la creación de nuevos impuestos, la pérdida de autonomía municipal o la desaparición de Cornare como autoridad ambiental. Estas narrativas, alimentadas por intereses políticos y mediáticos, buscan sembrar miedo y confusión en lugar de fomentar un diálogo sereno e informado.
En la Audiencia Pública realizada en La Ceja del Tambo, organizada por la Comisión de Ordenamiento Territorial de la Cámara de Representantes, quedó al descubierto la polarización que nubla el debate. Congresistas convirtieron el espacio en un espectáculo de descalificaciones ideológicas, olvidando que el propósito era escuchar a la ciudadanía. Como dijo un asistente: «Hay que ser duros con los argumentos, pero suaves con las personas». Sin embargo, priorizaron el tono de bravuconería, alejando a la gente de un proceso que debería ser transparente y pedagógico.
El derecho a decidir informados
Frente a esta ola de desinformación, la respuesta debe ser clara: pedagogía y transparencia. Los ciudadanos tienen el derecho —y el deber— de informarse, contrastar fuentes y exigir claridad a sus líderes. No se puede permitir que el miedo o los intereses partidistas decidan por ellos.
El proyecto del Área Metropolitana AMVSN no debe ser una imposición, sino una oportunidad para mejorar la planificación urbana, optimizar recursos y enfrentar desafíos comunes como el cambio climático o el desarrollo económico. Pero para que funcione, debe ser diseñado con participación ciudadana, controles democráticos y vigilancia constante. Como bien lo recuerda la Corte Constitucional en la Sentencia C-180 de 1994: «La participación ciudadana alimenta la preocupación por los problemas colectivos y contribuye a la formación de ciudadanos capaces de interesarse en los procesos gubernamentales.»
Elecciones 2026: El riesgo de la politización
En un año preelectoral como el 2026, donde candidatos y actuales senadores y representantes buscarán capitalizar cualquier tema para ganar votos, el riesgo de que el debate se reduzca a una pelea partidista es alto. Pero el futuro del Valle de San Nicolás no puede convertirse en moneda de cambio para intereses políticos. Este es un tema que trasciende colores ideológicos: afecta directamente la calidad de vida de miles de personas.
Los ciudadanos deben estar atentos para no dejarse manipular por discursos vacíos o campañas de desprestigio. La consulta popular no es sobre «ganar» o «perder», sino sobre construir desde el disenso. Como escribí en otro artículo: “El Altiplano y el Oriente antioqueño merecen un debate elevado, donde prime la razón sobre el odio y la esperanza sobre la desconfianza.”
Marinilla: Un llamado a la acción
Hoy, Marinilla tiene la oportunidad de sumarse a este proceso histórico. No hay excusas para negar a sus ciudadanos el derecho a decidir. Si una tercera parte de sus concejales o el 5% del censo electoral lo solicitan, la Registraduría está obligada a incluirlos en la consulta.
Este no es el momento para quedarse callados. Es el momento de exigirle a sus líderes la movilización, recoger firmas, participar en foros, pedir mayor información y, sobre todo, votar con conciencia. Porque al final, como bien lo dice la Constitución: “el poder primario reside en la gente.”
Pd. El Valle de San Nicolás enfrenta una encrucijada: dejar que los intereses políticos y la desinformación decidan por ellos, o empoderar a los ciudadanos para que tomen las riendas de su futuro. Marinilla no puede quedarse fuera. Su participación no solo es legítima, sino necesaria para construir una región más justa, unida y sostenible.
Los medios de comunicación también deben abrir espacios para el debate informado y transparente. Se requiere también ciudadanos que cuestionen, que pregunten, exijan claridad y, sobre todo, decidan. Porque el futuro del Valle de San Nicolás no se negocia en pasillos políticos, sino en las urnas, donde la voz de la gente debe ser la única que cuente.
*Director Periódico La Prensa Oriente