Por: Carlos Humberto Gómez
IG / X: @chgomezc
No es a la ligera, ni con insultos o señalamientos, que Marinilla toma sus decisiones. Un grupo de ciudadanos, organizaciones y líderes sociales asumió con responsabilidad el trámite para incluir al municipio en la Consulta Popular que definirá si hace parte o no de un nuevo Esquema Asociativo propuesto para el Valle de San Nicolás.
Como lo he señalado antes, estamos ante decisiones que marcarán el futuro de la región: desde la reestructuración del transporte público hasta la planificación territorial conjunta y la gestión de recursos. La solicitud presentada ante la Registraduría para obtener el reconocimiento como Comité Promotor «Marinilla Decide» es el primer paso para reafirmar que el ciudadano es el protagonista, no los políticos en campaña ni quienes pretenden negar derechos constitucionales.
El movimiento ciudadano busca garantizar el derecho a decidir de manera informada, voluntaria y consciente sobre asuntos que impactarán la calidad de vida de los marinillos. No se trata de imponer posturas, sino de evitar que intereses ajenos decidan por ellos.
Los promotores lo han dicho claramente:
No buscamos debates ni confrontaciones, sino una consulta que permita a todos decidir con libertad sobre el futuro de nuestro municipio”. Y añaden: “El destino de Marinilla debe ser decidido por nosotros”.
Dicen que la meta inicial es recoger 5.000 firmas para respaldar la solicitud y asegurar que la voz de la gente sea escuchada.
La democracia no termina en las urnas
La Constitución de 1991 consagró la democracia participativa, que va más allá del voto: exige ciudadanía activa, debate informado y control social. En un escenario donde abundan la desinformación y las noticias falsas, es crucial que las administraciones y medios garanticen acceso a información clara y verificada, que se realicen foros públicos y espacios pedagógicos para resolver dudas y que la ciudadanía participe, no solo firmando, sino asistiendo a debates y exigiéndole transparencia a los tomadores de decisiones.
En un año preelectoral como 2026, los temas regionales pueden ser usados como carnada política. La desinformación busca confundir para captar votos.
El antídoto es una ciudadanía crítica, que exija fuentes, contraste versiones y rechace discursos de odio.
Los líderes políticos y corporados tienen la obligación de tomar posición: no se trata de estar del lado del Sí o del No, sino de garantizar el derecho a decidir.
El Altiplano del Oriente antioqueño tiene ante sí la posibilidad de dar un ejemplo al país: demostrar que, incluso en medio de diferencias, es posible construir acuerdos desde la información, el diálogo y el respeto.
El verdadero poder no está en los cargos, sino en la gente. Marinilla lo está demostrando.