Por: Ana Sofía Naranjo Zuluaga. COMUNICACIÓN SOCIAL UCO, ana.naranjo4902@uco.net.co
Como es sabido, en la era de la información, las dinámicas vienen cambiando al pasar el tiempo, específicamente en la digitalización de esta información y las facilidades del acceso a ella. Pero, aunque las bibliotecas hayan sido las casas del conocimiento (y lo siguen siendo), han tenido que evolucionar también en estrategias adaptándose a los cambios para no desaparecer.
La biblioteca de Marinilla se llama Berenice Gómez, nombre que se le otorga desde 2017, en honor a una de las pioneras para su fundación en 1956. Berenice incentivó el arte y la cultura toda su vida. Fue lideresa de un club conformado por personas que trabajaban en floristería y culinaria. De allí surgió la idea, donde en ese entonces, ella decidió salir a pedir libros de casa en casa para lograr su objetivo. La biblioteca no se ha quedado atrás y ha seguido motivando a su comunidad para que haga parte de estos espacios culturales. Así, Jorge Iván Castaño Giraldo, secretario de Cultura y Patrimonio de Marinilla, hace el reconocimiento a este lugar, que en este 2021, cumple 65 años de haberse fundado.
Cambio y permanencia desde la llegada de la digitalidad
Según Alba Alicia Gómez, auxiliar administrativa con función de bibliotecaria en Marinilla, la biblioteca anteriormente solo ofrecía material bibliográfico, pero al ver la necesidad de los jóvenes de estar en otros espacios interactivos como lo son los computadores, que también ofrecen muchísimas posibilidades, se hizo la gestión para comprar algunos. Para el acceso a internet por medio estos, se le advierte a la persona que preferiblemente sean usados para temas de consulta y de lectura. “Pero en vista de que ellos están muy inclinados a lo virtual y digital y están dejando de lado el material bibliográfico, hemos pensado en sacar los computadores e impulsar más los programas con lectura en libro físico, porque esto hace que una persona no esté mirando su computador y aprendiendo, sino que con la lectura física tengan otras maneras de abrir su mente”.
La biblioteca presta varios servicios como el de referencia, donde la persona va con un tema específico se le hace la búsqueda y la bibliografía o se le suministran los temas. El préstamo externo se hace por medio de un carné que se adquiere siendo usuario de la biblioteca.
Los niños como protagonistas
Para que no se pierdan las prácticas es muy necesaria la motivación a los niños. Así piensa Francisco García de 61 años, artista de Marinilla y director de los museos de la casa de la cultura. “Nosotros desde la Casa de la Cultura venimos motivando a los niños, pues son la fortaleza y el futuro de un mañana. Tenemos un programa de 1 a 6 años donde traen los niños de las guarderías y les hacemos cuentos. Es una de las cosas para que la biblioteca no se acabe y que ellos sepan qué es un libro y para qué es un libro”.
Para los niños había muchos programas de promoción de lectura como lo era “El jardín de la lectura”, “Mi corazón es un tambor” y “La hora del cuento”. El público infantil asistía, en su mayoría, desde los Centros de Desarrollo Infantil, pero a raíz de la pandemia este público ya no está asistiendo, sino en la lectura en familia de los niños con sus padres.
Cuenta Francisco que antes de la pandemia asistían más de 200 o 300 niños de los CDI a diario, pero por la pandemia, el trabajo de la biblioteca que era de un 100% se ha reducido a un 10 %; sin embargo, este 2021 esperan ir reactivando de una forma segura para cuidar a la comunidad. “El gobierno local lo que tiene que hacer es preocuparse por incentivar los niños mostrándoles que un libro es para investigar, leer y es otra manera de culturalizarse” afirma el artista.
La biblioteca se adapta y se reinventa
El 2020 fue un año de cambios drásticos e incertidumbre para el mundo. A pesar de esto, la Biblioteca Berenice Acevedo no se quedó atrás. Precisamente este año le fue otorgado el Premio Nacional de Bibliotecas Públicas Daniel Samper Ortega, donde participaron 176 del país, y fue otorgado a 168.
En esta edición del premio, su objetivo era visibilizar la adaptación y persistencia de las bibliotecas en la contingencia generada por la pandemia. “Se implementaron algunos programas como el cineclub, que no solamente era proyectar una película, sino que después de ello se daba una charla y se hacía una especie de foro, donde las personas podían intervenir y dar sus opiniones. También tuvimos un club de lectura, donde los jóvenes venían y compartían una lectura y raíz de ello daban sus opiniones” cuenta la bibliotecaria del municipio.
Hubo otros programas implementados en la pandemia como “Cita a ciegas con un libro”, donde se le recomendaba a la persona que participara, un libro que tal vez nunca hubiese pasado por sus manos y “La lectura telefónica», que se enfocó principalmente a las personas que no tenían internet. También se llevó a cabo, a pesar de la contingencia, la sexta versión del Concurso de Cuento Municipal que se viene implementando hace algunos años, donde se abrieron categorías para todas las edades.
¿Permanecerá la biblioteca en el tiempo?
Para Ángela María “el libro físico nunca desaparecerá de los entornos y los contextos sociales”. Para ella, los nuevos formatos digitales se han creado para mejorar el acceso de la lectura a los libros, pero aún existe el lector y, además, las lecturas que hay que hacerlas desde el libro físico como la literatura.
De hecho, dice que Colombia es la capital del libro internacionalmente, ya que en Bogotá es donde existe el mayor legado de patrimonio cultural en torno al libro. Allí se hace la feria del libro más grande. En Latinoamérica la biblioteca Luis Carlos Arango es la más prestigiosa con su gran despliegue cultural.
En relación con su permanencia, “las bibliotecas siempre tendrán el público necesario mientras que las ciudadanías estén educadas y contextualizadas de la importancia de ellas”, propone, según su experiencia trabajando en el ámbito de las bibliotecas por 20 años.
Finalmente, para el director de los museos, las bibliotecas tienen tendencia a desaparecer, como ha sido en Estados Unidos, por la evolución de la tecnología. De hecho, dice que a la biblioteca van, en su mayor parte, a buscar computadores. Por eso se está buscando que el computador no exista en la biblioteca y que quien asista al lugar, sea para buscar libros, ya que existen otros lugares para la nueva tecnología. “No sé si es que nosotros los viejos estamos apegados a esa parte del libro, y los jóvenes ya no quieren más, porque sí es más fácil coger un celular y que este le hable del libro”, reflexiona.