Al pueblo de El Peñol le fue dada la noticia sobre la inundación de su territorio, en un comunicado público realizado en enero de 1961. El señor Luis Echavarría Villegas, gerente de las Empresas Públicas de Medellín anunció desde el balcón de la alcaldía municipal, la ejecución del Proyecto Hidroeléctrico del Nare para conjurar una crisis energética que vivía el país. En consecuencia, dijo que se comprarían las tierras a las personas afectadas y que el área urbana necesariamente desaparecería.
Desde esos días se comenzó a gestar todo un movimiento de inconformidad que tuvo grandísimas repercusiones con reuniones, reclamaciones, paros cívicos, pasquines y varias alteraciones del orden público, que crearon un clima de histeria social, ya que, por las estrechas calles de aquel poblado, con más de 200 años, comenzaron a transitar enormes máquinas hacia Guatapé, las que a su paso se llevaron aleros de techos y casas.
Los líderes del momento hicieron todo lo posible por obtener información precisa y lograr acercamientos de diálogo, pero el hermetismo informativo y la actitud despótica de los entes oficiales fueron una constante que creó todo un caos, obligando al municipio y a la parroquia a buscar soluciones conjuntas con asesoría profesional.
Cuando las posiciones se polarizaron ante los evidentes casos de injusticia, el equipo de sacerdotes y los concejales lograron unos primeros acercamientos con las Empresas Públicas de Medellín para redactar un documento que expresara cómo debía solucionarse este conflicto. Aquí jugó un papel muy importante el estudio hecho por la Fundación Codesarrollo, en esos días, titulado: “Incidencia del Proyecto Hidroeléctrico del Río Nare sobre la población de El Peñol”.
El doctor Juan Fernando Mesa Villa y el presbítero Francisco Ocampo Aristizábal, hicieron la redacción de un documento llamado: “Contrato Maestro”, el cual fue ampliamente debatido y corregido, donde se plasmaban las necesidades de las empresas y las aspiraciones de la comunidad. Este documento se inspiró en contenidos de la encíclica “Populorum Progressio” (el Progreso de los Pueblos), proclamada en 1967 por Su Santidad Paulo VI. Allí se reclamaron los derechos colectivos a la identidad y a poblar un territorio. No fue fácil la negociación con EPM; pero finalmente hubo consenso.
Luego de álgidas discusiones con las organizaciones populares, el concejo municipal, los campesinos y la feligresía suscribieron este histórico documento el 12 de abril de 1969 en la notaría de la localidad, donde fue protocolizado con todos los rigores legales. Otro documento semejante hubo que suscribir seis meses después con la parroquia para amparar sus bienes y sus derechos, ya que éstos se regían por el Código de Derecho Canónico.
Este contrato consta de 95 cláusulas, distribuidas en cinco capítulos, donde se abordan: las bases contractuales, el desmantelamiento demográfico y la readaptación de la población; la restitución y mejora de situaciones; un plan decenal de desarrollo con programas especiales y unas disposiciones finales. En su contenido se valoró profundamente la necesidad de la promoción humana y de la justicia social. Se visionó admirablemente el futuro integral de El Peñol y su desarrollo ante las nuevas realidades impuestas por la construcción del Embalse de El Peñol y la Central Hidroeléctrica de Guatapé.
Hacer valer los compromisos de este contrato costó protestas y reclamaciones durante ocho años, ya que los gerentes de turno de las Empresas Públicas quisieron desconocer lo pactado y prefirieron hacer una campaña de difamación pública contra los líderes de El Peñol y en especial contra sus sacerdotes. Cumplir con la obligación de construir el Nuevo Peñol implicó la exigencia del Banco Mundial (BM) durante una misión especial que constató los atropellos que se estaban generando. Fue entonces cuando aparecieron grandes líderes, que posteriormente participaron en el Movimiento Cívico del Oriente.
El Contrato Maestro marcó definitivamente la historia de El Peñol y hoy las Empresas Públicas son un actor significativo de la memoria histórica. El hombre y la mujer como actores del desarrollo. La ingeniería humana por encima de la ingeniería de exactitudes. Son éstas algunas de las conclusiones de esta historia, según el presbítero Francisco Ocampo.
El 12 de abril de 2019 se estarán conmemorando en El Peñol, los primeros 50 años del Contrato Maestro, un documento de construcción colectiva en 1969 con el cual se visualizó un futuro de largo plazo para esta comunidad.
Bayardo Giraldo Urrea
Don Bayardo Giraldo Urrea es el producto del viejo Peñol, un pueblo campesino y seriamente religioso. A sus 78 años fue docente y un burócrata de la educación, ha escrito varios libros de matemáticas y tuvo la oportunidad de fundar instituciones como el Ferrini, la Universidad Luis Amigó, la Fundación Universitaria María Cano, y otras. Además, logró llegar a la Subsecretaría Departamental de Educación.
Don Bayardo cuenta que fue un subversivo de tipo social, y que El peñol tiene tres civilizaciones, “en los años 60 empezó a hablarse de que iba a haber un embalse para producir energía. Todo ese tema era información que estaba encriptada, oculta, porque definitivamente era mejor cogernos por sorpresa. En esa época, como yo era muy curioso, logré tener información, y por tal razón, creé el grupo Pro-Defensa de El Peñol, como una actitud contestataria. Era un llamado de atención en que algo iba a ocurrir, que había interés en que no conociéramos esa realidad, y eso era lo que estábamos pidiendo, que nos dijeran la verdad”. Todo este movimiento fue bien recogido por la iglesia, quien desde su doctrina social y la encíclica Populorum Progresium (escrita por el Papa Paulo VI) lideró un importante trabajo pastoral para exigir justicia, pues ya se planteaban alternativas de izquierda y de otras tendencias para solucionar este conflicto.
Finalmente, don Bayardo acepta que todo ha cambiado para bien, que hay un empoderamiento del pueblo, de sus problemas y sus soluciones, y que gran parte de esta historia se la deben al reconocido padre “Pacho”.
Agradecimientos a José Nevardo García Giraldo, coordinador del Museo Histórico El Peñol.
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