Por: Viviana Cardona González
Comunicadora Social
E- mail: comunicaciones.kawsay@gmail.com
En medio de los paisajes y cultivos de la vereda La Palma, en El Carmen de Viboral, se ha venido ejecutando una iniciativa comunitaria y cultural verdaderamente inspiradora: la Juntanza de Mujeres Campesinas. Este proyecto no solo es un testimonio de la resiliencia y la unidad de las mujeres de este territorio, sino que también representa un faro de esperanza y transformación.
Dios las hace y ellas se juntan
El término Juntanza, muy recientemente, se ha venido acuñando a los encuentros de mujeres en torno a sus luchas y a la reivindicación del papel que cumplen en la sociedad; estos se vuelven en la excusa perfecta para el sano esparcimiento y el apoyo.
La Juntanza en la vereda La Palma va más allá de una simple reunión, es un espacio donde las mujeres campesinas se reúnen con un propósito claro y noble: generar tiempo de calidad para ellas en un mundo cada vez más agitado y acelerado, donde está “mal visto” que una mujer se siente a disfrutar de pintar un mandala, hacer velas, escribir una receta o simplemente conversar con la vecina que hace muchos años ve a pesar de vivir muy cerca. Este tiempo dedicado a la reflexión, el aprendizaje y la conexión entre mujeres es invaluable; porque en espacios como este, ellas van reconociendo la importancia de cuidar de su salud emocional y mental, y fortalecer sus lazos sociales y comunitarios.
Haciendo memoria de la gastronomía campesina
Uno de los componentes clave de la Juntanza es el aspecto gastronómico. Las cocinas tradicionales campesinas, son verdaderos tesoros culturales, y en cada de estos encuentros, las mujeres comparten sus conocimientos culinarios, recetas que ellas han ido perfeccionando con secretos transmitidos por el legado matriarcal de sus familias.
Este componente reivindica el papel de la mujer en las cocinas, no solo como una tarea, sino como el arte que brota de sus manos. Cada experiencia culinaria, en los encuentros, no solo celebra la riqueza de la herencia gastronómica de la vereda La Palma, sino que también promueve la alimentación sostenible de toda la comunidad.
Liliana Hernández participante del proyecto afirma que ha disfrutado mucho de las recetas porque conoce sobre la gastronomía de la vereda y del pueblo. Sin embargo, la Juntanza va más allá de la cocina. Cada reunión está diseñada para incluir un componente psicosocial que brinda apoyo emocional y consejería a las participantes. La vida en el campo puede ser desafiante, y estas mujeres a menudo enfrentan dificultades que van desde la soledad hasta las presiones económicas y familiares. El acompañamiento psicosocial les proporciona herramientas para manejar estas tensiones y les permite compartir sus preocupaciones en un entorno seguro y solidario. También se fomenta la espiritualidad, independientemente de las creencias religiosas individuales, como una fuente de fortaleza. “He disfrutado mucho también hacer la bitácora, que es donde escribimos nuestras emociones y todas las cosas que hemos aprendido aquí”, expresó Liliana Hernández.

La Juntanza de Mujeres Campesinas no sólo empodera a estas mujeres individualmente, sino que también fortalece el tejido social de la vereda. Las relaciones que se construyen durante estos encuentros se traducen en una comunidad más unida y resiliente que puede enfrentar mejor los desafíos que se presenten.
* Este proyecto se ejecuta con recursos del Programa Municipal de Estímulos del Instituto de Cultura de El Carmen de Viboral en la línea de ruralidad.