El programa de responsabilidad social, Hilos de Esperanza nace en agosto de 2014 como una iniciativa de la empresa Crystal SAS y CEO (Corporación Empresarial del Oriente Antioqueño), quienes vieron una excelente oportunidad a través del aprovechamiento de los excedentes industriales que genera Crystal SAS en el proceso productivo de fabricación textil, para alargar la vida útil de las prendas y beneficiar a comunidades vulnerables del Oriente antioqueño. Esta entidad ha sido reconocida por su compromiso, participación y liderazgo en el sector de la confección.
El objetivo misional del programa es beneficiar, a través de donaciones de vestuario básico, a fundaciones, organizaciones, instituciones y entidades que atiendan población en condición de vulnerabilidad y que garanticen su uso y aprovechamiento en promoción de la dignidad humana.
De igual manera se promueve la creación de costureros que les permiten a los participantes mejorar sus habilidades manuales y creativas, como una apuesta para el desarrollo de nuevos emprendimientos productivos y como una forma de atender necesidades propias de una familia.
A lo largo de cinco años, Hilos de Esperanza ha beneficiado a 186.882 personas, especialmente en Oriente antioqueño, contribuyendo así al mejoramiento de las condiciones de la calidad de vida y a la dignificación de las personas en el territorio.
¿Quiénes pueden hacer uso de los recursos del programa?
Las organizaciones pueden hacer uso de este recurso mediante la creación de grupos de trabajo en los sectores donde se encuentran asentadas las empresas o en su defecto los empleados, de esta manera contribuir con el mejoramiento de calidad de vida de sus comunidades. También, los costureros con la creación de grupos de trabajo donde el objetivo sea la adecuación y transformación de recursos entregados por el programa Hilos de Esperanza.
Este material, después de ser transformado en su totalidad, se comercializa con el fin de obtener ingresos, y de esta manera generar motivación y emprendimiento para la población participante.
Actualmente el programa cuenta con siete costureros y ha tenido un sinnúmero de beneficiados, contribuyendo así al fortalecimiento del tejido social y aliándose con las ONG que hacen labor con la población vulnerable de la región.
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