Especial para La Prensa
Por: Isabel Ramírez Montoya. Comunicación Social UCO, isabelrm2202@hotmail.com
––Tía, ¿puedo dormir contigo hoy?
––Claro, Cata, ¿qué pasa que no quieres dormir con tu mamá?
––Nada, tía, solo estoy enojada con ella, y necesito despertarme a las 3 de la mañana.
Eran las 3 am. Catalina una niña de 11 años, coge su celular y decide introducir un número que se encontró en internet para contactarse con un muñeco que se hace llamar “Momo”, para contactarlo se debe colocar el número con el prefijo de Japón 081:
––Hola ––dice Catalina.
Cinco minutos después, ese número le envía unas fotos de varias personas mutiladas, es decir con cortes en sus pies y brazos, incluían niños. Catalina al instante se asustó, y decidió bloquear el contacto, pero minutos más tarde, le llegó un mensaje y era “Momo”.
––Hola ––le dice “Momo”
––¿Quién eres?, ¿qué quieres? –– dice Catalina
––No te preocupes, yo te conozco, estoy a una cuadra de tu casa
Momo al instante le envía una foto a Catalina, donde está el edificio donde vive, y con un círculo rojo señala exactamente el balcón donde reside la niña. Al instante Catalina se siente muy asustada, pues “Momo” le dice que para que él se vaya debe adivinar unos acertijos, y si va acertando él retrocederá un paso de su puerta.
––Tiene patas, tiene bigotes, tiene orejas, tiene cola y no es un gato, ¿qué es?
––La gata ––asustada responde Catalina.
–– Es correcto, estoy dando un paso hacia atrás ––contesta “Momo” ––. Vamos con otra adivinanza Catalina. ¿Cuál es el animal que es dos veces animal?
––El Mono ––apurada dice Catalina.
––Es incorrecta, es el gato, porque es gato y araña. Como perdiste, Catalina, doy un paso hacia delante, estoy más cerca de ti ––declara “momo”.
Catalina muy asustada le dice que no quiere hablar más con él, que lo quiere bloquear, a lo que el personaje que está detrás del número de whatsapp le dice que le responda un acertijo más. La niña muy asustada le dice que bueno.
––Un día la muerte fue a llevarse a un señor, y tenía una hija mayor y una menor. La hija mayor le dijo que le diera dos años de vida más, entonces la muerte dos años después llegó, y la hija menor le dijo que viniera cuando la vela se acabara; la muerte se fue y jamás regresó, ¿qué pasó?
––La niña apagó la vela ––contesta con miedo Catalina.
––Muy bien, respuesta correcta.
Catalina al instante se salió, eliminó la conversación y bloqueó el contacto. Jamás “Momo” la volvió a molestar, pero la paranoia sigue presente. Catalina relata que aún siente pasos en su casa, y que en muchas ocasiones le da miedo dormir sola, porque piensa que “Momo” está subiendo las escalas del edificio donde vive.
¿Y quién es “momo”?
En varias plataformas de internet se está haciendo muy común ver un personaje femenino, de cabello escaso y negro, que debajo del capul se encuentra una frente prominente, su piel pálida, ojos que parece que se fueran a salir de las cuencas, pupilas dilatadas, las ojeras moradas resaltan su cara, que la hace ver un tanto fúnebre, la nariz respingada y su boca delgada y siniestra. Esta es solo una descripción del personaje que representa a “Momo”, según los niños “un ciber demonio”, que inclusive próximamente tendrá película de terror, al estilo “Anabelle” o “Chuky”.
“Eso es muy feo y mata a la gente por whatsapp, tiene una boca grande”, dice una niña de 8 años.
En las redes sociales ya se han alertado a los padres y a los centros educativos de varios países por el juego que se volvió viral, principalmente en los niños entre los 8 y los 12 años. Las autoridades de todo el mundo cuentan que ya han habido casos de suicidio. Uno de ellos fue en Argentina: una niña de 12 años se suicida para cumplir un reto hecho por “Momo”, y en Barbosa, Antioquia, dos jóvenes, uno de 12 y otro de 18 años llegaron a las mismas consecuencias.
Este personaje es una escultura que se encuentra en un museo alternativo en Japón, pertenece a la mujer pájaro, según el diario bbc News mundo: “esta escultura se expuso en una galería, en un lujoso distrito de Tokio, y formó parte de una exposición sobre fantasmas y espectros”.
“Momo, por ser un ciber demonio, tiene muchas personas en cada país, por eso habla español, alemán, de todo”, cuenta una niña de 11 años.
“Momo” aterroriza a los niños ya que los hace creer que está cerca de ellos, que saben dónde viven, y que conocen a sus familiares. El jefe en Latinoamérica del laboratorio de investigación de una posicionada empresa de ciberseguridad, Camilo Gutiérrez, habló a El Espectador sobre los peligros de estos juegos, si se pueden llamar así, virtuales: “Son técnicas de lo que llamamos ingeniería social, donde se trata de engañar al usuario, en este caso, aprovechándose de la curiosidad de qué pasa si se escribe a este número. Al hacerlo se está entregando información personal y depende de lo que el individuo tenga asociado a ese número. Obviamente el propietario de la cuenta de ‘Momo’ podría llegar a tener información de los usuarios”.
Una realidad a la que muchos deben despertar
Hace varios días el juego de la ballena azul produjo conmociones a través del mundo, pues hubo varias cifras de menores que se suicidaron. “Momo” para el 2019 también ha reportado cifras de víctimas. Pero si estos juegos pueden inducir la muerte a niños, ¿por qué se esconde? o ¿por qué se ha vuelto un tema tabú?
En muchas instituciones prefieren no hablar del tema, o prefieren que nunca llegue un niño con este tipo de problemáticas, el problema es que son más los niños que identifican a “momo” que los que no.
“A los colegios les da miedo decir que hay casos, porque primero no aceptan la problemática, segundo no hay personal experto para abordar de manera integral y adecuada este tipo de situación. Puede pasar que desconociendo el problema creen que desaparece, es un mecanismo de defensa que las instituciones suelen utilizar”, comenta Germán Vélez, ex secretario de Salud de Marinilla y psicólogo.
Igual pasa con los padres de familia, pues creen que sus hijos están por fuera y son muchos los que creen que sus hijos no conocen a “Momo”, prefieren evitar hablarlo y la única solución que le encuentran es decomisándole el celular a los menores por una, dos o tres horas, pues creen que esta es la solución a la problemática.
En consecuencia, el juego es peligroso, pues quienes están detrás de esto ––según expertos–– son psicópatas que juegan con la mente de los niños. “Los pequeños que se vuelven más vulnerables son los que no tienen un acompañamiento de sus padres, si a los niños no los supervisan, o los dejan hacer lo que quieran con sus computadores o celulares, ellos van a responder de esta forma, y como los padres en ocasiones no asimilan ese tipo de peligros, fácilmente pueden caer en fenómenos como el ‘Momo’”, afirma Liliana Ospina, docente de inglés de un colegio en Marinilla.
Muchas instituciones públicas han tenido consecuencias, ya que no hay un pleno acompañamiento por parte de los docentes. “Los profesores en los colegios públicos no están acompañando a los estudiantes de una manera eficiente, quizás porque hay muchos, pero no perciben las señales que un niño puede tener. Mi hijo estudia en uno de estos en Marinilla y él me dice: ‘a uno lo pueden ver triste o diferente y ellas nunca se van a acercar a preguntar ¿qué pasa?’, y es lo malo de estas instituciones la ausencia de ese vínculo entre estudiante y docente”, reitera Liliana Ospina, madre y docente.
Por esto, para no tener que tratar los temas, pues los evaden o los esconden, o sienten que no son tan importantes y no está en su lista de problemáticas a tener en cuenta. Es importante que los colegios o instituciones se encarguen de alertar a los padres de familia. Pero, ¿lo están haciendo?
El alcance de los niños en el siglo XXI
Liliana es una docente de prejardín, es decir, tiene a su cargo niños entre los 3 y 4 años. Un día, uno de sus estudiantes llevó al colegio un celular que, según el niño, era de su hermano mayor.
El niño empezó a mostrar una foto a sus compañeros de clase, y la imagen era de “Momo”, la profesora lo regañó y le dijo que ese tipo de comportamientos no eran adecuados, para lo que el estudiante contestó: “si me sigue molestando, le voy a llamar a “Momo”.
“Yo no entendía como un niño a sus escasos 4 años ya conocía este tema, y además me estaba amenazando con este”, cuenta Liliana
––…David ¿quién es ese tal “momo”? ––le dice Liliana.
––Pues el muñeco tiene los ojos estirados ––responde David.
“El pequeño se estiraba la cara y me mostraba cómo supuestamente era el personaje. Yo ya lo había buscado en internet. Se me puso la piel de gallina”, comenta Liliana.
––David, ¿y usted como conoció a “Momo”?
––Pues, profe, me lo mostró Andrés ––contestó.
Anonadada, Liliana llama a Andrés, compañero de David, que también tiene 4 años y le pregunta:
––Andrés, ¿tú de donde sacaste a “Momo”?
––Ah, profe, me lo mostró mi hermano ––dice el menor
––Sí, y ¿qué hace él con “Momo”? ––pregunta la docente
––Pues, profe, habla con él por whatsapp en las noches, y se conocen ––replica Andrés
––¿Cómo que se conocen? ¿En persona? –– asustada insiste con la pregunta Liliana
––No, ellos hablan mucho, contesta el niño.
Liliana se queda sin palabras, pues ella pensaba que este tipo de juegos se podían encontrar era en niños de edades más avanzadas. “Me he dado cuenta de que este tipo de cosas pasan en familias que pueden tener problemas, donde hay separación de los padres, falencia en la crianza, donde no tienen normas. Es una característica común de estos niños vulnerables, en familias donde manda el niño y no la mamá; y es aquí donde juegos como el “Momo” se penetran fácilmente”, dice la docente Ospina, también madre de dos hijos.
Así, para los expertos en los escenarios virtuales aparecerán nuevas prácticas que seguirán atentando contra la integridad física y psicológica de los menores. “Momo” ha reportado pocos suicidios, pero son varios los casos de menores con paranoia y otro tipo de alteraciones en su sistema nervioso. Como desaparece la ballena azul, desaparecerá “Momo” o “el Ahorcado” pero dejándole paso a otro tipo de personaje que, si no se tiene precaución, se camuflará y entrará en la psiquis de nuevos niños, que al igual que los juegos virtuales anteriores será una amenaza para los más vulnerables.