Por: Paula Andrea Bernal Cardona
En el municipio de El Retiro el pasado 15 de febrero, la comunidad de la vereda Pantanillo halló una mujer de 46 años golpeada, con signos de abuso sexual y enterrada viva en medio de un bosque de pinos. Janeth Posada, falleció días después en un centro asistencial de la región.
Como Janeth, otras cinco mujeres han sido asesinadas en el Oriente Antioqueño durante este año, en casos tipificados como feminicidios, es decir su condición de mujer influyó en su muerte.
“Los tres principales agresores de las mujeres son la pareja, el excompañero sentimental y el tercer parentesco, son los hijos. En el caso de los hijos está asociado a problemas de consumo de drogas y temas de salud mental como trastornos depresivos que no son tratados a tiempo”, asegura Alejandra María Cardona Fernández, Coordinadora de la línea 1,2,3 Mujer Antioquia.
La violencia contra las mujeres es uno de los problemas más graves en materia de derechos humanos en el mundo. Según ONU Mujeres esta es una de las violaciones más generalizada, “Se producen muchos casos cada día en todos los rincones del planeta. Este tipo de violencia tiene graves consecuencias físicas, económicas y psicológicas sobre las mujeres y las niñas, tanto a corto como a largo plazo, al impedirles participar plenamente y en pie de igualdad en la sociedad. La magnitud de este impacto, tanto en la vida de las personas y familias como de la sociedad en su conjunto, es inmensa”, indica la organización internacional.
En Colombia el problema no es menor, según la Procuraduría General de la Nación este es uno de los principales retos en derechos humanos. Antioquia lamentablemente es el departamento que lidera la lista de asesinatos de mujeres, entre enero y octubre de este año 92 presuntos feminicidios han ocurrido en el territorio y se suman alrededor de 18.000 casos de violencia intrafamiliar y más de 4.000 de delitos sexuales. Sin contar las tentativas de feminicidio, que forman parte del subregistro de esta vulneración a los derechos humanos.
La línea 1,2,3 Mujer Antioquia, dispuesta como mecanismo de atención de emergencias para las mujeres en riesgo o víctimas de algún tipo de violencia especialmente basadas en género, ha permitido este año la atención de 235 mujeres en el Oriente Antioqueño que buscaron ayuda urgente ante situaciones de violencia y maltrato. Rionegro y Marinilla concentran alrededor del 50% de todas las atenciones.

Los reportes han permitido identificar algunos factores comunes, como el rango de edad de mujeres violentadas, entre los 19 y 45 años y los picos de violencias se dan en los días de quincena y fines de semana.
Marinilla es uno de los municipios con mayores reportes en la línea de emergencias, este año dos mujeres han sido asesinadas. Saray, de 19 años fue víctima de feminicidio, el reporte de las autoridades indica que ocurrió por negarse a retomar una relación con su expareja sentimental. Por esa decisión de vida recibió más de 50 puñaladas. Este caso levantó el rechazo y la conmoción en el barrio Santa Ana de Marinilla.
Desde la Administración del municipio, reconocen el reto y vienen fortaleciendo las capacidades de empoderamiento de las mujeres y de atención. “Iniciamos la ruta púrpura hace un mes y medio, también un proceso de mujer sana, mujer fuerte y hacemos un llamado a las mujeres a que asistan a esta convocatoria y tenemos también una carpa púrpura para la asistencia profesional que brinda ayuda”, aseguró Yurani Ramírez, gestora social del municipio.
Periodistas del Oriente Antioqueño se unen en la visibilización de violencia contra las mujeres

Ante este panorama, comunicadores de la región agremiados en el Círculo de Periodistas del Oriente Antioqueño promovieron un conversatorio con el fin de sensibilizar y visibilizar la problemática.
“No podemos ser ajenos los periodistas a todas estas oportunidades de dialogar con las comunidades, con las entidades para decirle a este territorio del Oriente Antioqueño que nos interesa esta conversación de los propósitos del territorio. Y nos convoca el hablar de la erradicación de la violencia contra las mujeres y como periodistas tenemos una responsabilidad también, en el lenguaje que utilizamos, no podemos revictimizar”, afirmó Carlos Gómez, presidente del CPO.
La violencia contra las mujeres en el Oriente Antioqueño no sólo comprende la máxima expresión que es el feminicidio, la lista de mujeres acosadas en las vías de la región mientras hacen deporte es larga, y las medidas para frenar estos acosos constantes se han quedado cortas. Y es que hablar de violencia de género es una expresión amplia. Según ONU Mujeres, el término se utiliza principalmente para subrayar el hecho de que las diferencias estructurales de poder basadas en el género ponen a las mujeres y niñas en situación de riesgo frente a múltiples formas de violencia que puede ser de tipo sexual, físico, psicológico y económico.
Municipios que exponen la problemática

Ilbed Santa, alcaldesa de La Ceja, ha puesto como prioridad la atención a las mujeres víctimas de violencias y la promoción del empoderamiento femenino. Hoy el municipio tiene un proceso avanzado en la construcción del Sistema Municipal del Cuidado, aprobado por el Concejo de la localidad.
“Venimos trabajando con el sistema municipal del cuidado, hemos venido creando varios programas con el objetivo de disminuir violencias, tenemos nuestra unidad móvil del cuidado, recorremos los barrios más vulnerables y sensibles que hemos identificado en el Sistema de Vigilancia Pública, de mujeres que han sido violentadas”, afirmó la alcaldesa María Ilbed Santa.
Desde este año en La Ceja, circula una Unidad Móvil de Atención Integral, en esta se realizan recorridos por el municipio con estrategias de sensibilización y atención de violencias de género, especialmente en los sectores identificados con mayor número de reportes. El municipio tiene un incremento en los casos generados en el Sistema Nacional de Vigilancia Pública -SIVIGILA- situación que también puede atribuirse a las fuertes campañas de denuncia y rutas de atención.
Para la concejala del municipio, Natalia Flórez, aunque este no es el único factor, sí puede tener influencia: “es un elemento determinante para que mujeres y hombres sientan el respaldo de la institucionalidad al momento de denunciar. Al tener una sensibilización constante y las rutas de atención claras y visibles, es más probable que una persona en situación de vulnerabilidad acuda a buscar ayuda. Sin embargo, esto se debe acompañar de protocolos para garantizar la atención oportuna y el trato adecuado por parte de las entidades que recepcionan las denuncias, para así evitar una revictimización o violencia institucional si se actúa con negligencia, lo cual puede desincentivar el uso de los mecanismos de atención”, puntualizó.
El camino emprendido en el municipio no es fácil, hablar de la redistribución de las labores del cuidado requiere de muchos esfuerzos y un camino de constante sensibilización.
Para Natalia Velásquez Osorio, exsecretaria de las mujeres de Antioquia y actualmente Consultora Nacional del Cuidado, los proyectos emprendidos en los planes de desarrollo de los municipios se convierten en una especie de pacto social por los cuidados, en donde no recaiga la responsabilidad únicamente en las familias y principalmente las mujeres, más allá de reconocer las labores del cuidado, es importante redistribuirlas “el mundo entero está atravesando una crisis de los cuidados, porque estos no están redistribuidos entre el estado, las familias, la comunidad y el sector privado. Sino que está principalmente en las familias y a su vez recae sobre las mujeres. Lo que hace que no podamos ejercer nuestra ciudadanía plena, por una sobrecarga en las labores del cuidado: Que las mujeres no puedan participar en política, que no tengan tiempo libre, que incluso mujeres campesinas y rurales tengan que dejar de trabajar por estar encargadas del cuidado de niños y niñas, personas mayores y con discapacidad.”
La redistribución de las labores de cuidado es un proceso que ha iniciado y que requiere de un trabajo extenso de pedagogía. Pero la situación de inseguridad, el maltrato, la violencia sexual y los feminicidios se deben enfrentar de forma urgente. Mecanismos como la línea 123 Mujeres Antioquia ha permitido este año salvar la vida de 200 mujeres que tenían riesgo alto de ser asesinadas en el departamento. Durante estas atenciones se activan las redes de apoyo, las rutas de justicia y salud, pero principalmente de protección, a las mujeres que son refugiadas por el estado.
Aunque se han dado pasos importantes, el trabajo no está hecho y requiere del compromiso de toda la sociedad. Suena aterrador el solo pensar que el terminar una relación sentimental, sea un arma letal para una mujer. Que el hecho de salir a hacer deporte, haga propensa a una mujer a ser acosada y abusada sexualmente. La violencia no es sólo un puño, la violencia tiene múltiples expresiones y no es tolerable en ninguna de sus formas.
La línea 123 Mujer Antioquia, está disponible las 24 horas para orientar, atender, escuchar y actuar. Municipios como Rionegro y La Ceja están integrados en la App: Oriente sin Violencia que permite enviar alertas y conocer las rutas de atención.