Por: Juan Sebastián Gómez. Jusegoma12@gmail.com
El elegido de Hugo Chávez y a quien se le achaca en gran medida la hecatombe económica que sufre Venezuela en estos momentos, el autócrata Nicolás Maduro reelegido como presidente en el año 2018 en medio de una situación de avasallamiento y opresión, ganando por una supuesta amplia mayoría.
El pasado 10 de enero de 2019 tomó posesión ante las millones de miradas desoladas por la inexistencia de garantías electorales, que fueron tildadas de fraudulentas e ilegitimas y en las que hubo un abstencionismo de más del 50% de votantes habilitados. Ya es reiterativo que a la gente de nuestro vecino país se le coarte su derecho a elegir, no solo a su mandatario, sino también una salida de la crisis con miras a un mejor futuro.
Pero más allá de su reafirmación como jefe de Estado, Maduro no se puede alejar de la realidad político-económica de gran intensidad, pues la misma se produce durante hechos sin precedente alguno, donde la escasez de alimentos y medicinas, ligados al hecho de la cifra estrafalaria de la inflación del año 2018, que rozó 1.700.000 %, de acuerdo al cálculo de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional.
Rafael Guzmán, presidente de dicha comisión, expresó: “Lo que el 1 de enero del 2018 costaba un bolívar, hoy cuesta 17 mil bolívares. Ya ustedes ven una economía que prácticamente está dolarizada en el consumo pero los ingresos de los venezolanos siguen siendo en bolívares”.
Además, agregó que los rubros que más se elevaron durante 2018 fueron los alimentos en un 123%, el transporte en el 167%, el equipamiento del hogar en un 178% y los restaurantes y hoteles en un 197%.
Dicha situación ha nublado el panorama de Maduro, posterior a que el Grupo de Lima, conformado en 2017 por 14 países sudamericanos, entre ellos Colombia, con el ánimo de propender por la liberación de los presos políticos, elecciones libres y ayuda humanitaria, declarara oficialmente, a excepción de México, que no reconocerían el gobierno de Nicolás Maduro, quienes en sus palabras lo describieron como un régimen ilegítimo para el periodo presidencial 2019-2025 que somete a la ruptura del orden constitucional y del Estado de derecho de Venezuela.
Las amenazas y agresiones verbales no tardaron, sucesivo a la declaración. La primera reacción de Nicolás Maduro fue lanzar un mensaje al que él denomina como el “Cartel de Lima”, para que en un término de 48 horas se retractase de lo dicho o en que su defecto iniciaría en procura de su soberanía las “medidas de defensa” necesarias.
De nuevo, amenazas en vez de soluciones de fondo a las problemáticas internas del país, parece que el sucesor de la insurrección bolivariana se quedó sin cartas sobre la mesa y esto podría derivar en el principio del fin, pues cada día la oposición integra más aliados y el dictador se ve más solo, esperemos que el dios cronos se encargue.
*Las opiniones expresadas en esta columna de opinión son de exclusiva responsabilidad de su autor y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de La Prensa Oriente