Ana Milena Franco Ospina
Comunicación social UCO, anamile180@gmail.com
Le voy a contar el caso de un niño de 11 años que en su corta e inexperta vida solo se había trazado una meta, tener los ojos verdes o de cualquier tipo de azul. Él, en su afán por lograr este objetivo y odiando cada día más el color marrón de sus ojos, decide buscar en San Google la solución a la pena que lo aquejaba día tras día. Como era de esperarse, y como él lo deseaba, el buscador arrojó todo tipo de resultados: el primero de ellos recomendaba a la persona interesada en aclarar el color de sus ojos, untar en su globo ocular todas las noches una generosa cantidad de Vick VapoRub. Él, ya convencido de lo que había leído, no se interesó en mirar una página más de la búsqueda, ni buscar los efectos que tiene el producto en los ojos, como dicen por ahí, se tragó todo el cuento enterito.
Permítame decirle que esto no es un tutorial de cómo aclarar los ojos ni publicidad para incrementar las ventas, ni descubrir los nuevos usos de Vick VapoRub. Esto es el reflejo de la pereza mental a la que, como sociedad “moderna” hemos llegado. Cualquier tipo de noticia o hecho que se nos presente al frente nos lo tragamos enterito, no discutimos, no investigamos, no llevamos la contraria, no tenemos una posición crítica, no pensamos, ¡no, nada!
Así como las niñas que entraban en un estado de cólera y depresión al ver en las noticias de Facebook que Arcángel, Daddy Yankee o cualquier otro cantante del que fueran fanáticas, había muerto, noticias que solo se basaban en una foto, que por sí sola no corroboraba la información, y un pequeño texto que solo se limitaba a mencionar el suceso. Aún con acceso a internet, teniendo toda información del mundo (o al menos una buena parte de ella) a solo un clic o un toque, nos resignamos con tener la primera, pobre, basta y posiblemente falsa información de lo que ocurre a nuestro alrededor por medio de las fake news, estas son un contenido pseudo periodístico difundido a través de portales de noticias, prensa, radio, televisión y redes sociales, cuyo objetivo es la desinformación.
Ya sé que usted en este momento se estará diciendo: eso solo les pasa a los jóvenes, eso solo ocurre en las redes sociales, eso se lo creen ellos por la emotividad que causan las hormonas en la pubertad, ¿eso?, eso no me incluye a mí. Si le dijera que eso no solo pasa en San Google ni en Facebook sino, en todos y cada uno de los medios de comunicación que usted conoce, ¿cambia el panorama?
Pues sí, aunque no lo creamos, estamos llenos más de lo que nos imaginamos, de fake news, en esas también entran esos informes que aunque tienen un hecho noticioso real, modifican, cambian y cuadran las cosas para que usted se entere a penas un poquito de lo que está ocurriendo, como las notas periodísticas que pasan diariamente por los canales nacionales en donde se promulga la inmersión, ética, profesionalismo y objetividad de sus periodistas y en sí, del mismo noticiero, pero en realidad solo se encargan de comunicar lo que les conviene y crear cortinas de humo para mantener a todos sus televidentes controlados y al margen del statu quo.
No quiero ser apocalíptica, mi intención no radica en decirle que los medios de comunicación son malos, porque llegan a ser tan dominantes dentro de la sociedad, que terminan idiotizando a la gente, homogenizándola y la convierten en una pequeña parte de la masa a la cual dominan (aunque sea cierto, no es mi intención).
Lo que pretendo es que usted se proponga firmemente a usar una de las cien mil millones de neuronas que tiene en el encéfalo para no tragar entero, no se quede con lo poco que le brindan los medios nacionales o los más populares, busque medios alternativos, compare, analice, genere una perspectiva crítica de acuerdo a usted, a su vida, a su mundo. No le tema a salirse de lo convencional a mirar las cosas desde otra perspectiva, dedíquese a leer sobre lo que pasa a su alrededor, no se haga “el de la vista gorda” frente a las problemáticas que aquejan su realidad social, si no le interesa la política o la economía ––porque son temas muy engorrosos–– busque la manera (aunque no sea por gusto) de enterarse de estos temas que por más repudio que le generen son los que controlan las interacciones y los comportamientos que se generan dentro del tejido de la sociedad.
Así, usted cada que vea una noticia, dude, cada que lea un periódico, hágase preguntas, cada que escuche radio, investigue, eso no le va a tomar más de 10 minutos y va a notar cómo su perspectiva frente al mundo cambia al igual que su realidad.
*Las opiniones expresadas en esta columna de opinión son de exclusiva responsabilidad de su autor y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de La Prensa Oriente