Cornare y la Universidad de Antioquia (UdeA), a través del Grupo de Investigación y Laboratorio de Monitoreo Ambiental (G-LIMA), avanzan en la instalación de un Sistema de Alerta y Monitoreo que busca reducir los riesgos asociados a fenómenos hidrometeorológicos en 19 municipios del Oriente Antioqueño.
Con una inversión superior a $1.500 millones, el proyecto incluye la operación de 46 dispositivos tecnológicos, como sensores de nivel, pluviómetros y equipos de monitoreo de calidad del aire, distribuidos en 31 cuencas hidrográficas. Estos dispositivos recopilan datos en tiempo real sobre los niveles de ríos y quebradas, proporcionando información clave para emitir alertas tempranas que permitan responder ante posibles emergencias.
A partir de 2025, las alertas y los datos estarán disponibles a través de un portal web de acceso público. Este sistema facilitará no solo la prevención de desastres, sino también la planificación y gestión de los recursos hídricos en un contexto de creciente vulnerabilidad climática.
El enfoque del proyecto no se limita al monitoreo técnico. También incluye la formación de Consejos Municipales de Gestión del Riesgo de Desastres (CMGRD), visitas a las zonas de implementación y encuentros con comunidades locales. Durante estas actividades, se diseñarán protocolos de respuesta para fortalecer la capacidad de acción frente a riesgos específicos.
En un conversatorio realizado en Rionegro, los actores involucrados subrayaron la importancia del conocimiento del riesgo como herramienta para mitigar los impactos del cambio climático. Este proceso colaborativo busca integrar a las comunidades, instituciones y gobiernos locales en la construcción de soluciones efectivas para proteger vidas y reducir pérdidas económicas asociadas a desastres naturales.
Los municipios beneficiados por esta iniciativa son Abejorral, Concepción, El Carmen de Viboral, El Retiro, El Santuario, Guarne, La Ceja, La Unión, Marinilla, Nariño, Puerto Triunfo, Rionegro, San Carlos, San Francisco, San Luis, San Roque, Santo Domingo, San Vicente Ferrer y Sonsón.
Este sistema, que combina tecnología avanzada con procesos participativos, representa un paso significativo hacia la gestión integrada del riesgo en una región históricamente vulnerable a inundaciones y crecientes súbitas. La implementación de estas herramientas tecnológicas marca un avance en la protección de vidas y en la capacidad de respuesta ante fenómenos naturales cada vez más impredecibles.